sábado, 11 de diciembre de 2010

MIERDA


Todas las lágrimas tienen gusto a sal, vengan del color de ojos que vengan. Niños con caras de grandes. Caras que apenas se dan permiso unos minutos para el dolor, para confundirse con caras de impotencia, indignación… familias sin techo, viudas con caras de nenas,,, Pero no toda la sangre corre igual, y nuestra bandera roja vuelve a teñirse.
No puedo ni escribir de la indignación. No me dan ganas ni de analizar la hija putez de las declaraciones xenófobas del facho de Macri. Menos que menos, la cara de hipócrita y el acto hipocrita y el montaje hipócrita de la cadena nacional de cristina Kirchner “festejando el dia de los derechos humanos”, regado de sangre de tantos muertos… Mariano, los tobas, los de Soldati… y en la máxima expresión de la caradurez, anuncia la separación del ministerio de seguridad, rejerarquizandolo…
Como si esto fuera poco, los fachos se autoconvocan por Internet para ir a Soldati “con armas” contra los “cholos”.
El estomago se me cierra, y los puños me duelen de apretarlos. No puedo sacar de mi mente la cara de los pibes bajo las lonas en el parque. Sus caritas de no comprender porque su historia y su vida… No puedo ni imaginar como le dolerán los puños a sus padres… bajo lluvia de agua y balas por unos míseros metros de tierra de mierda para intentar acercar a sus hijos a algo un poco digno en su vida. Un grito profundo en mi pecho golpea por salir, pero solo podra resonar cuando toda esta mierda se transforme en odio en los oprimidos y excluidos y pueda sumarse al tronar de la ira de clase que se cobre una a una cada una de las vidas de los compañeros, una a una la historia robada a cada uno de los explotados, una a una cada lagrima de opresión derramada por cada uno de los desposeídos del mundo. Vamos a destruir esta sociedad. Vamos a hacer mierda el poder de los capitalistas. Vamos a terminar con ellos. Solo una nueva sociedad, basada en el interés común y el desarrollo de la humanidad y no de las miserias de anhelos de ganancias de unos pocos asesinos, merece ser vivida.

lunes, 29 de noviembre de 2010

Muertes y vidas

Existen hechos que generan tanto odio que me intiman a la acción, dejando para otro momento las letras. Así fueron estos últimos días, este ultimo poco mas de un mes, donde las cosas cambiaron y cambian día a día sin descanso.
El 20/10 estaba trabajando. Recibí unos mensajes, preguntas, dudas, urgencias… prendí la radio, entré a Internet, al mail buscando respuestas. –Parece que mataron a un compañero del PO. No terminaba de caer. Debía ser un error. Los titulares de los portales de noticias lo confirmaban. “Enfrentamiento entre sindicalistas deja como saldo un muerto y varios heridos”. Rápidamente entendí que la burocracia se había llevado un compañero. Que no existía enfrentamiento entre sindicalistas. Era tan insostenible esta versión que al poco tiempo ya salía a la luz una cierta aproximación a la verdad, una patota del sindicato de la Unión Ferroviaria había atacado a un grupo de trabajadores y militantes que intentaban cortar las vías.
Los días que siguieron fueron de intensa acción, para dejar en claro las verdaderas responsabilidades políticas detrás de este crimen. La relación del gobierno con los sindicatos. La política habitual de las patotas sindicales contra los trabajadores. Movilizarse, organizarse, intentar lograr la participación de la mayor cantidad de compañeros para mostrar que hasta lograr el juicio y castigo de los responsables políticos e intelectuales no pararíamos. Mariano es un muerto cercano. Aunque no lo conocí, en las fotos del compañero puedo ver la mirada que conozco de tantos otros compañeros. De esos compañeros que nos saludamos con lagañas en los ojos en las madrugadas de cortes de calles, rutas, de guardias en las puertas de las fábricas, las de los mates en las madrugadas frías, las de tensión cara a cara con la gendarmería. Las de aquellos que resistimos la montada en la puerta de Kraft. De los que llenamos nuestras retinas con las imágenes de la represión en el Casino, en Mafissa, en Dana. La mirada llena de realidad, de la realidad escondida por este gobierno de discurso progre y política pro-patronal. Claro que Mariano no es el único muerto por luchar. También estan Kosteki, Santillan, Fuentealba, por nombrar los mas conocidos, pero hay mas. Victor Choque en Tierra del Fuego, Teresa Rodriguez en CutralCo, Ojeda y Escobar en Corrientes, Alejandro Gomez, Orlando Justiniano, Anibal Veron, Carlos Santillan y Oscar Barrios en Salta, los 30 compañeros en el 2001, Javier Barrionuevo, Kosteki y Santillan, Cristian Ibañez y Marcelo Cuellar, Juan Carlos Eroza, ajero de Mendoza, Silvia Suppo en Rosario, Nicolas Carrasco y Sergio Cardenas en Bariloche… Y Julio Lopez que sigue desaparecido…
Pero Mariano fue asesinado mientras apoyaba la larga lucha que venían protagonizando los compañeros tercerizados del Roca. Fue asesinado por esta causa que nos lleva día a día a intentar sentar jalones en el camino de acabar con esta sociedad de explotación. De derrumbar este sistema decadente que, como ya había dicho Marx, no puede mantener ni a sus propios esclavos y merece perecer.
A la semana del asesinato de Mariano, muere Nestor Kirchner. 19 días después del asesinato de Marino, muere el genocida Massera. Poco mas de un mes después del asesinato de Mariano, asesinan a Roberto López de la comunidad toba de Formosa, gobernada por Insfran (un gran aliado del gobierno K).
Este es el sistema en el que los que luchan mueren asesinados en las calles… y los genocidas de muerte natural en sus casas.
Es el sistema en que los que son asesinados luchando no tienen tiempo de grandes velorios y ceremonias porque cada uno de nuestros muertos en las calles nos llama a ser muchos mas en la calle. Para lograr justicia. Para que no tapen su muerte. Mientras que los políticos patronales mueren y son glorificados, dedicando horas y horas de televisión recordando todo lo que hicieron y readecuando su figura para que entren por la puerta grande a los manuales de historia.
Es este sistema en que aumentan año a año la cantidad de jóvenes asesinados por gatillo fácil y mientras, discuten destinar a la gendarmería a la “seguridad” interior y el gobernador Scioli (K) decide mandar bonaereses a entrenarse a Israel.
En el paroxismo de la ironía y caradurez, desde el gobierno quieren que miles de jóvenes militen para este sistema, que se sostiene a sangre y fuego. Que militen para apoyar un “modelo” lleno de podredumbre, pobreza y miseria.
Entonces me viene a la cabeza la frase: “Morir de pie antes que vivir de rodillas”, y que no es esa la única salida. Como dice la tapa del boletín que sacaron los compañeros de Kraft: Vivir de pié. Esa juventud necesitamos. Ser miles que luchemos por vivir de pie, y ponernos de pie para acabar con este sistema.

domingo, 19 de septiembre de 2010

jueves, 16 de septiembre de 2010

Flores de Septiembre

Sus voces suenan entre mezcladas, pero con una claridad que asombra. Unas con pañuelos enroscados en las cabezas, despeinadas de los días y noches de ajetreo entre tomas y reuniones. Otros con megáfonos enormes que a penas sostienen, con las caras manchadas en pintura negra de noches y días entre carteles y stencils. Por momentos me pierdo mirando esos ojos vivos, que miran, impertinentes, a los ojos de los periodistas que los atacan. Ojos entre nerviosos y llenos de adrenalina, prendidos fuego, un fuego con el que parecieran querer incendiar el mundo que van mirando, que miran con mirada inquisidora, cuestionadora… ese mundo que no les gusta. Algunos ojos se abrieron ante los techos de las escuelas, el frío del invierno, el hacinamiento de las aulas. Y hay otros ojos. Los ojos que recorrieron las aulas y salieron por las ventanas. Que con voz temblorosa ponen en palabras las contradicciones de la vida, y comienzan a caminar un rumbo a contra mano de las directivas escritas con tiza vieja en los pizarrones. Que bueno mirarlos a los ojos y contagiarse vida. Ver que con sus cuerpos flaquitos y aún en medio de estirones, intentan levantar la loza de cemento con que hace años taparon e intentan tapar las flores. Las flores de primavera. Las flores de septiembre. Las flores que al salir de sus tumbas llenan de nuevo aroma el aire para recordarnos, y esta vez en las calles, que los lápices siguen escribiendo.

domingo, 1 de agosto de 2010

Recuerdos cercanos de aquel tipo

Quisiera poder dibujar, con el índice en el aire, tu mirada. No tus ojos, tu mirada. Por eso debería ser con el índice en el aire. Ni acuarelas ni pinturas. Y Luego de lograrla, suspirar suave, cálido, y arremolinar el espacio en que dibuje tu mirada hasta delinear tu perfil, casi sonriéndome extrañamente

En ese orden y en esa impresión. Así te ví y crucé. Así comenzó el collar de recuerdos. Estos dos primeros.
Todo en penumbras, lleno de sombras de poca luz, de figuras que se movían alrededor. Y dentro de la amarillenta penumbra, en cualquiera de las salas que estuvieras, podía sentirte, más que verte.
Hasta que me capturaste. Me aparté del frenesí para verte desde afuera. La ventana apenas brindaba algo más de claridad de alguna bombilla perdida en la entrada. Por la reja entraban más ramas que luz. Me senté en el borde a ver, a verte… porque clave mis ojos en tu nuca y no pude moverlos cuando te diste vuelta a mirarme. No pude bajarlos, no quise… quería verte, mirarte. Solo pensaba en que tal vez no lo notaras. Cuando me di cuenta caminabas hacia mi, hacia la ventana. Por suerte estaba sentada en su borde, de espalda a la luz de la bombilla junto a las frondosas ramas.
Pero no me hablaste. Apoyaste tus codos en el borde, en el mismo borde en que yo estaba sentada, por donde entraba la luz, mirando afuera, como buscando algo. Todos tus movimientos eran lentos y casi como si pudieras sentir que estaba petrificada, que mi estomago se había fijado al marco de la ventana mientras mis ojos seguían tus movimientos. Me miraste desde abajo y sacaste un cigarrillo. NO puedo precisar si me convidaste, si me pediste fuego, o si ni siquiera me hablaste. Pero fue allí donde por primera vez vi los ojos que portaban esa mirada que me perturbaba.

miércoles, 7 de julio de 2010

Congelada

Me congelaste en el tiempo. No quiero que ni la mas minima brisa rose mi piel y borre tus huellas. Porque están ahí, como colgadas, sin haber llegado a tomarse fuertemente de mi. Los últimos besos fueron tímidos y como pidiendo permiso… pero son de aquellos que mas hondo han calado. No quiero que ni la más minima brisa se lleve tu aroma, el que te robe besando suavemente tu cuello. No quiero que ni la mas minima brisa mueva de lugar una sola de las imágenes que tengo en mis retinas. Recuerdos que transforme en fotos, ni siquiera en película. No quiero que se muevan. No quiero que tengan un “desde donde” vienen, y mucho menos un “hacia donde van”
Solo quiero que sean ese instante, ese momento, todo el tiempo.

lunes, 14 de junio de 2010

¿Cuánto estas dispuesto?

¿Cuánto dolor estás dispuesto a soportar antes de dejar correr tus lágrimas?
¿Cuánto amor estás dispuesto a sentir antes de decírselo?
¿Cuánto odio estas dispuesto a tener antes de moverte y hacer algo?
Este sistema es un cadáver burdamente maquillado, ahondando un poco en sus entrañas te veras rodeado de gusanos carroñeros y de la putrefacta hediondez de la carne consumida.




¿Estas dispuesto a enfrentar la realidad con los ojos bien abiertos?
¿Estas dispuesto a transformar el amor, el dolor y el odio en una fuerza única y potente? ¿En una fuerza de cambio impertinente?
¿Estas dispuesto a vivir todas las texturas que te ofrece la vida abriéndose como abanico frente a quien este dispuesto a vivirla intensamente?
No es un camino ni de gloria ni de héroes… pero el único en el que realmente caminas sin dar pasos en el mismo lugar, sin hundirte en la ciénaga de la historia ciega. Es el único camino en que se hace historia. El único en que no se reafirma la prehistoria.
¿Estas dispuesto a ver la realidad con todos tus sentidos?
¿De llevarte puesta esta sociedad de inhumanidad?


Esta sociedad que solo tiene para dar esclavitud y miserias humanas… en la que dos chicos de siete y nueve años matan a una bebe de dos años y medio… criados en un ambiente de violencia y marginalidad, junto a sus otros nueve hermanos de los cuales dos murieron por descuidos, en la que sus padres están enfermos de sida y son adictos al paco… O esta sociedad de los cuatro hermanos que murieron calcinados en una casilla porque su madre tenía que trabajar innumerables horas para mandarlos a estudiar y que al volver del trabajo se encontró con su vida hecha cenizas, humo y dolor….
Esta sociedad que lleva a la denigración humana.
¿Hay forma de soportar esta profunda verdad que existe mas allá del glamour de la TV o de las falsas peleas entre gobernantes y oligarcas que nada tienen que ver con las necesidades mas profundas que padecen la amplia mayoría de quienes viven en estas ficticias fronteras?
¿Hay forma de soportarla creyendo que no es posible cambiarla o sin siquiera intentarlo?
¿Cuánto tiempo estás dispuesto a sostener tus vendas en los ojos para mantenerte al borde del camino?
¿Cuánto tiempo podes hacer oídos sordos a los llantos de dolor de los niños que mueren de hambre por día?
¿Cuánto puede aguantarte el pecho al ver a los hombres expulsados de la historia y de la vida, durmiendo bajo el techo del cielo y cubriéndose a penas por el frío de la madrugada, con su cabeza sobre las baldosas y una bolsa en sus manos como toda propiedad privada…? ¿Cuánto podes ignorar a aquellos que intentan sobreponerse a la no vida que son condenados y son reprimidos o encarcelados, perseguidos o aplastados?
¿Cuánto tiempo podes mirar de soslayo con profundo miedo y desconfianza a quienes quieren alterar este orden? ¿Estas dispuesto a defender este orden? ¿Es acaso éste tu orden?




Si estas dispuesto a justificarlo, a intentar explicarlo, a intentar sostenerlo… Si podes seguir fingiendo una vida de libertad y conformismo consumiendo la sangre y el sudor de quienes sostienen tu mundo… Si estas dispuesto a no escuchar, no ver, no sentir mas que aquello que no te molesta y no te duele… Si estas dispuesto a seguir así, sin mas… a vivir la vida que te dejan y permiten, y no apostar a ser dueño de tu propio destino y protagonista conciente de la Historia…



Si seguirás esquivo por y para vos mismo… entonces hazte a un lado de mi camino. Fijate muy bien de no encontrarte en el medio del torrente de fuerza, odio, amor y desesperación que atravesará y conmoverá tu parásita existencia… Porque nada de lo que hoy ves como real quedará en pié, porque tu maldito orden y confort será sacudido desde las entrañas por una nueva vida, una nueva sociedad…
Si sigues dispuesto a sentarte a ver la vida pasar… mejor no te pongas en el camino... Mejor quédate a un lado, así, de piedra inconmovible, inmóvil… cual estatua. Serás un homenaje a este sistema, que no es más que una fosa común de los esclavos. Fosa en la que sólo permanecerán los miserables y los incrédulos, cuando resucitemos en la verdadera vida, aquella que se construye conmoviéndonos y moviéndonos…


(27/05/2008)

lunes, 26 de abril de 2010

Pedis algo ilogico

Pedís algo ilógico,
De formula básica,
Pero ojo que algo simple
Muchas veces dice nada

Mis palabras sólo salen
No son direccionadas
Simplemente están
Simplemente se disparan

Cinco estrofas repetidas
Suenan a armonía
Pero no es mi caso
Eso no es poesía

Yo no entiendo mucho
De acordes y tonadas
Y tal vez lo que yo se
No venda nada

¡Pero todo el mundo es ilógico!
Desde sus entrañas…
Y decir lo que se escucha
No me da la gana

Te propongo un desafío
Buscar nuevas palabras
Abrir nuevos caminos
Vencer a esa gran Nada

miércoles, 14 de abril de 2010

Vice Versa

Buscaba otras cosas cuando me topé con un cd con fotos tuyas y tuyas y mias. Y necesité más.

Con los dedos sucios de revolver la caja de las fotos me senté en la cama a mirar. Aquellas fotos de la época en que las imágenes de los recuerdos se fijaban sobre papel fotográfico, a veces fuera de foco, a veces mal encuadras u oscuras. Siempre a riesgo de que esa imagen solo quede disponible en los rincones del olvido en la memoria.

De esos rincones se despertaron voces, figuras y sensaciones al encontrarte. Nos veíamos tan jóvenes… y recordé exactamente tu mirada de los primeros años. Mi mirada también era distinta a la de ahora y eso me impresionó

Fotos de la casa en el centro, de las guitarreadas y del pelo largo. También fotos con la perra cachorra, haciéndole y haciéndonos arrumacos.

Y entre los papeles encontré una carta que hace días tenia en mente. Aquella carta que me diste con el perfume, cuando en la Argentina la tierra estaba conmovida con marchas y cacerolazos. Aquella primera vez en que pusimos los cimientos de un sueño de princesas y finales felices. “Yo te enseñe que las relaciones pueden ser para siempre y vos me enseñaste que se puede querer y ser querido”… y viceversa… y viceversa… y la leía una y otra vez.

Fue una noche después de muchas noches sin dormir uno junto al otro. Nos juntamos a cenar. Anduvimos por la ciudad en moto hasta terminar en un bar de una esquina, bajo el cielo directo. Habías conseguido el perfume que quería luego de buscar y buscar. Fue un tesoro del que aun conservo las últimas gotas sin atreverme a usarlas, aunque seguro ya esté feo.

Hablamos y hablábamos, reconciliando las largas ausencias cuando el griterío nos llamó. Entramos juntos corriendo a la Plaza de Mayo buscando conocidos entre tanta multitud desconocida. Sino me equivoco esa noche era la ultima para Rodriguez Saa, y una de nuestras tantas ultimas noches tambien.

miércoles, 24 de marzo de 2010

24 de marzo de 2010

Este 24 de marzo será distinto. Hoy al fin podemos ir mas allá del recuerdo, de la pelea por que se mantenga la memoria, porque eso lleve al castigo de TODOS los culpables (milicos y cómplices civiles) … vamos mas allá del homenaje, de la reivindicació n.

Hoy retomamos realmente sus banderas… las de los 30000 desaparecidos, las de aquellos que volvieron del horror para seguir luchando, las de aquellos que murieron con los ojos llenos de vida porque estaban mirando al futuro.

Quisieron arrancarnos la idea de cambio, la convicción en la construcción de un futuro distinto. Miles de trabajadores que habían comenzado a tomar su destino en sus manos. Miles de estudiantes y jóvenes que abrazaron con pasión esa idea. Miles de profesionales, de militantes, de madres padres e hijos que comenzaron a escribir las paginas de una nueva historia. Y a pesar de la barbarie, del genocidio hoy podemos gritar bien fuerte ¡No pudieron!. Hoy seremos miles en la Plaza que retomamos esa historia y continuamos escribiéndola. Hoy marchamos con los trabajadores de Kraft, de Zanon, de Subte, de Pepsico, y muchos más… que comenzaron a organizarse y a mostrar que se puede. Hoy marchamos con los estudiantes y jóvenes que vieron en esas luchas su propia lucha. Hoy, 34 años después, se juntaran en la Plaza el recuerdo y la memoria, la presencia de aquellos que ya no están con los que comenzamos a ponernos de pie.

Este 24 de marzo es distinto…. Ellos ya lo saben y nos temen. Hoy sí que los 30000 estarán en la plaza con nosotros, codo a codo, porque estamos llenando de realidad la memoria. Porque la memoria esta construyendo en el presente, porque en este presente ya esta el futuro… PORQUE EL FUTURO ES NUESTRO y ya empezó un nuevo capitulo de la Historia , de nuestra Historia.

martes, 23 de marzo de 2010

Ecos

Ecos,
solo hay ecos
Ojos vacíos
Bocas secas
Rostros perplejos

Ecos,
Solo hay ecos
Voces calladas
Ojos cerrados
Trenes sin frenos

Pasan los días
Por cada cien noches
Y por mas que lo intentes
Aun no se entiende

Despiertas de noche
Porque no alcanza el sueño
Las sombras te corren
Tensión sin remedio

Estás boca arriba
Con los ojos abiertos
Que grande es la nada
Que te aplasta en el suelo

Te ahoga el silencio
Ensayas un grito
Se quiebra la noche
Te responden los …

Ecos,
solo hay ecos
Ojos vacíos
Bocas secas
Rostros perplejos

Ecos,
Solo hay ecos
Voces calladas
Ojos cerrados
Trenes sin frenos

martes, 2 de marzo de 2010

Te veo

Cara angulosa, de expresión dura. Como de apretar los dientes. Recorro con mis ojos mientras escucho tus palabras, cada borde de tus pómulos, tu nariz, tu boca firme, tu frente llana.. y me detienen tus ojos. Una mirada de frente mientras acomodas tus palabras, y tus ojos me llaman. Ojos de niño en cara de hombre de rudeza. Con las pestañas enormes, que protegen ojos vivos y despejados. No escapan tus pupilas si se encuentran con las mías, y ellas hablan entre si otro idioma, imperceptible. Quedo colgada en tu mirada hasta que tus labios dibujan una sonrisa. Me resulta imposible no sonreírme cuando sonreís. Tus mejillas se retraen dejando ver algo tus dientes, y dibujando dos surcos en tu cara que me fascinan. El derecho, mas grande que el izquierdo, pero que hacen de tu risa algo que embruja. Unos instantes más tarde te veo, parado frente a mi, y me siento tan pequeña y vulnerable. Caminas hacia mí y en un abrazo desaparezco de la tierra. Me pierdo dentro tuyo. Nuestras bocas se encuentran y se saludan. Disfruto tu gusto, el de tu piel, el de tus besos. Siento que me resulta imposible abarcarte con mis caricias, con mis besos, con mi cuerpo y es entonces cuando vos te encargas de cubrirme toda. Entre penumbras puedo ver que me miras a los ojos y sonreís suavemente. Estoy a tu merced… hasta que tus besos se vuelven mas lentos, mas suaves… recorriendo mi cara, mi cuello, mis hombros. Ya no opongo resistencia.

sábado, 27 de febrero de 2010

La realidad

El pronóstico de esa mañana vociferaba desde la radio un día radiante. Mientras se vestía dejó por un instante de masticar sus pensamientos para oír en detalle y elegir la ropa adecuada. Sol, calor, día despejado. Como si hubiese escuchado lo contrario, guardó en la cartera un paraguas y se puso unos zapatos cerrados para no mojar sus pies.
Iban varios días y noches de lluvias y tormentas de distinta intensidad. Solo unos días de sol, los últimos días antes de ese. Casi sin pensarlo ella reflexionó, -hoy será un nuevo día de lluvia. Tomó las llaves y salió.

El camino que la llevaba a destino era sinuoso y ella debió hacer muchos esfuerzos para mantenerse en la senda correcta. Baches, accidentes, desvíos, espejismos, algunas señalizaciones que confundían. La fastidiaba ese recorrido pero por algún motivo necesitaba llegar hasta allí.
Al llegar estacionó el auto y se mimetizó con la multitud. Todos iban y venían con premura, cada uno ensimismado en sus cosas, estudiando sus pasajes, corroborando el equipaje, despidiéndose de sus seres queridos, buscando quien sabe que, como ella.
No estaba muy segura de a donde se dirigía, pero se dejó llevar por la marcha decidida de una hilera de personas que se escurría como el agua, desembocando en la orilla del muelle. Se paró justo al borde. Desde allí podía observar la enormidad del océano y se sintió conmovida. Unos metros delante de ella, un barco acababa de zarpar. Hizo un esfuerzo y logró divisar sobre cubierta una figura que la miraba. Esa figura movía su boca, como queriendo decirle algo, pero ella no podía escuchar ni entender lo que le decía. Le llegaban palabras confusas y ambiguas. Se quedó allí, como si el tiempo se hubiera detenido, tratando de entender aquellos gestos. Le producía una sensación espinosa no comprender. La distancia le hacia aparecer la figura cada vez mas difusa. De pronto, el cielo se cubrió de un gris oscuro, como si algo gigante se incendiara en algún lugar del mundo. Un chaparrón la empapó y la sacó de sus pensamientos. No atinó a sacar el paraguas y el agua la sacudió de sus vacilaciones.
Al terminar de llover quedaban en ella ropa mojada y una profunda sensación de desilusión que mojaba también sus mejillas. Bajó la vista, separándola de aquel barco que la llamaba, para fijarla en el agua que se mecía como si el océano respirara suavemente. Giró sobre si misma y comenzó a deshacer trabajosamente sus pasos, intentando hallar el camino de regreso. Se sentía enojada. Sus manos y sus dientes apretaban el aire fuertemente. Sentía un profundo dolor y se sentía, antes que nada, una completa estúpida. La desilusión esta vez era su culpa. La desilusión es el sentimiento que nos invade al comprobar que la realidad no es como se pensaba. Creer en la realidad que se ve no es ser crédula, pero una vez que ya se sabe que la realidad no es lo que se piensa, sorprenderse nuevamente ante esa nueva realidad, eso es estupidez. ¿Pero donde estaba el problema entonces? ¿En no ver la realidad como es? No. Ella veía la realidad, y sabe que no está equivocada en lo que ve. Y puede sentirse tranquila de haber intentado actuar correctamente ante ella. Su desilusión es ante la cobardía, ante el egoísmo, ante aquellos que ven la realidad y sabiendo y reconociendo como es, toman atajos o caminos para salvarse, para evitar el camino sinuoso y trabajoso. De aquellos que prefieren subirse a un barco y navegar por aguas tranquilas pensando solo en ellos mismos. Caminaba ensimismada hasta que se topó con su auto. Se tentó a mirar atrás, pero decidió que no era ese su camino. Sacó de su cartera un pasaje y lo rompió en varios pedazos, subió a su auto y se fue. El dolor y la tristeza se subieron en el asiento del acompañante, pero ella sabía que antes del final del camino, en la próxima parada, se bajarían del vehiculo. De eso podía estar segura, porque ella había mirando de frente a su realidad y sus miedos y los había enfrentado. La realidad es contradictoria y compleja. Es por esto que la realidad puede confundir. Pero desde el momento que se reconoce que la realidad tiene esta complejidad, aceptar la confusion como natural es un error. Una vision facilista y formal de ella es una tentacion. Pero si lo que se busca es cambiarla, y cambiar uno mismo al hacerlo, es necesario una profunda reflexion sobre ella y sobre uno mismo. Ella había intervenido en su propia realidad, habia decidido no engañarse y no evadirla, y eso le garantizaba que en ninguna noche de insomnio, pudiera arrepentirse de su decisión. Podría no dormir, pero no tendría nada que reprocharse a sí misma. Con el tiempo, podrá recuperar su sueño y las palabras de la figura del barco que ella no pudo entender no aguijonearan sus lunas, sino las de el, esté en el puerto que esté.
Estacionó el auto, entró a su casa y guardó el paraguas. Ya no volverá a llover.

jueves, 25 de febrero de 2010

Sin veda

No se porque motivo te asocio con la lluvia.
Cada noche que siento las gotas jugando en el patio,
llenando de sonido mis sueños y
de olor a tierra húmeda mi cuarto,
me maldigo una y otra vez porque no estas allí
para sentirlo con migo.
Hice un pacto con el tiempo.
Junto con la lluvia despiertan bravos vientos.
En ellos te hablo.
Por ellos te acaricio.
Y cuando vuelven de tocarte,
entran por mi ventana trayendo tu murmullo de entre sueños
y el perfume de tu pelo,
entonces ahí me duermo,
mecida por la tormenta.
Temo decir entonces,
que lloverá hasta que no vuelvas.
Agua, calor, humedad, viento, fuerza…
Pero aun así,
Se me marchita la piel
Un poco más cada día
Y cada noche o tarde que pasa
De lluvia sin vos
Es una nueva tarde o noche
Que maldigo por tu ausencia
Porque me hace extrañarte más
Y necesitarte
Porque siento como si estuvieras al lado mío
Pero sin poder tocarte
Siento que es un canal
Para comunicarnos a la distancia
Pero sumergirme en ella me da frío
Y más ganas de tu abrazo
Y que la lluvia de estos días grises
Nos de enormes raíces
Para encontrarnos bien firmes
Cuando la tierra tiemble bajo nuestros pies

miércoles, 24 de febrero de 2010

Escenario de crisis

Escenografías gigantes del teatro del mundo se han caído. Los actores en escena se han quedado perplejos. El estruendo ha sido feroz. Algunos reaccionaron más rápidamente, exigiendo a los que aun miran desconcertados que levanten sobre sus espaldas los escombros, para rearmar nuevas escenografías, parodias de las anteriores. Como rompecabezas viejos, abandonados, faltan piezas, hay piezas rotas, piezas mezcladas que no encajan. Algunas más o menos se irguieron nuevamente, y las tapizaron con billetes arrancados al público para tapar las imperfecciones. Pero todavía no terminaron de emparcharlas que algunas comienzan a desmoronarse nuevamente.
Las nubes grises de polvo se levantan desde el estrépito y dejan las escenas en penumbras. Se pueden ver algunos ojos de terror, inyectados en sangre de codicia. Se muerden los labios pensando nuevos engaños mientras gritan y vociferan, buscan impostar una autoridad que se les resbala por las escamas de la piel. Pero deben mostrar firmeza. Deben mostrar una situación controlada para que todo siga igual. Para que los hombres de detrás de escena, para quienes hacen funcionar el teatro, el público que paga el espectáculo, los actores de reparto y los extras sin los cuales la obra no existe, no comiencen a sentirse inquietos, no intenten caminar ni moverse. No noten las cadenas que los atan, pero sobre todo, no observen que también son de utilería y pueden arrancarlas.
Llegan gritos de distintos lugares, y los directores de los teatros se estremecen. En algunos lugares han comenzado a volar butacas. En otros se han quemado los telones. Las escenografías tiemblan por los pasos redoblados que se corren en el escenario. Ojos, ojos de terror entre las penumbras. Miran a aquellos hombres con desprecio y miedo profundo. ¿Cómo se atreven? Simples extras confinados a un papel secundario. ¿Pero que se creen? Se preguntan, con voz temblorosa e indignada los hombres de traje entre si, los actores de primera línea, los protagonistas hasta el día en que se escucharon crujir algunas de las cadenas.
Algunos hombres que sólo usaron durante años sus manos para pulir los escenarios, para clavar los decorados, para sostener las luces… están comenzando a reconocer el escenario, a aprender nuevos libretos y a ensayar nuevos actos.
Mientras, los hombres de traje también ensayan nuevas obras, con los ojos de terror siguiendo cada movimiento de la multitud
Los protagonistas comienzan a presentarse en escena
La tensión se acrecienta poco a poco
Llegó la hora de desenterrar libretos que nos han dicho son obsoletos y viejos
Es la oportunidad de trocar los llantos por las risas
Es la oportunidad de recuperar nuestras risas de quienes nos las robaron
Llegó la hora de repasar nuestros guiones y comenzar a preparar la nueva historia

Veda


lunes, 15 de febrero de 2010

Vendedor de medicinas


Tenía una noche habitualmente normal. Sus manos estaban negras de la pintura y el olor del diluyente de toda la tarde todavía la mareaba. Entró a la ducha y bajo el agua caliente una extraña sensación la invadía. Intentó relajarse, puso su programa preferido y se sentó a pintar. Peleaba con el pincel que se negaba a deslizarse como en otras ocasiones, cuando sonó el timbre. Era un hecho extraño que la sobresaltaba, pero al asomarse a la puerta sintió que había hecho eso toda la vida.
Un señor desde la puerta la miraba acercarse.
- Buenas noches. ¿Puedo ayudarlo en algo? Dijo ella, con la íntima sospecha de que no podría.
- Buenas noches. Sonrió y la saludó. Entró como si fuera aquello los más habitual.
Y era raro, porque ella sentía también como si aquello fuera parte de su vida.
Hablaron un rato largo de muchas cosas. Hasta que ella recordó su primer pregunta e insistió:
- Señor, ¿Puedo ayudarlo en algo?
- Ah! Claro, casi lo olvido. Y así, sin más, le dijo:
- Seguramente ud tenga alguna herida que no cicatriza no? Todos las tenemos.
Ella no tenia ganas de hablar de sus heridas, que estaban bajo control, pero estaba intrigada y asintió.
- Bien señora, vengo a ofrecerle un gran descubrimiento del hombre para curarlas.
Se llama alcohol. Sacó de su saco una pequeña botella y la puso sobre la mesa, junto al mate. La botellita estaba manchada de sangre y la impresionó.
- Mire señor, le agradezco, pero no creo que eso funcione.
El insistió. Parecía absolutamente convencido de lo que decía. Ella intentó explicarle que no era esa la mejor forma de curarse. Que el alcohol quemaba las heridas, pero no las curaba. No había forma de hacerle entender. Hablaban un diálogo de sordos. Mas tarde el trataba de convencerla de algo, pero ella no entendía muy bien de qué y un poco mas tarde ella empezó a sospechar que el tampoco lo sabía. Ella comenzó a molestarse.
- Mire señor, Yo no uso alcohol para las heridas. Arde. Quema. Prefiero el azúcar para cicatrizar.
Como buen vendedor, insistió una vez mas en darle su versión de la mejor receta
Ella estaba perpleja. Ella ya le había dicho lo que opinaba. El le hacia muchas preguntas y le planteaba muchos problemas. Ella se sintió fuera de lugar. No era ella quien debía estar allí escuchando. Ella no debía sentir el peso de tener que ayudarlo o de darle la respuesta que exigía. ¿Es lógico que alguien pueda querer insistir en vender algo que ya le dijeron que no hace bien? Pero bueno, el tenia que vender, para su propio beneficio. Así que ella intentó escuchar con atención los testimonios y pruebas para ver si había algo de razón en sus palabras, algo desde donde encontrar una solución. Pero no podía entenderlo. Vendía el alcohol confundiendo sus propiedades con las del agua. Luego hablaba del azúcar y la ponderaba. Luego decía que el azúcar no funciona, que solamente calma el dolor pero no cicatriza. Que por eso el usa el alcohol. Claro que a veces prueba con el azúcar. Y las más de las veces mezcla el alcohol con el azúcar por las dudas… Hicieron un silencio y se miraron. A esa altura ninguno de los dos entendía para que se había acercado hasta su puerta. ¿A vender algo de lo que no estaba convencido? ¿Qué clase de vendedor pretende vivir de eso? Tal vez el notó que había perdido el eje de su discurso. Que había llegado hasta allí a vender una solución mágica, un llame ya de esos que suenan muy bonitos pero todos sospechan que seguro no funciona, y que se había distraído en la oratoria. Así que comenzó a hablar de su propia experiencia, y de cómo colocaba el alcohol en sus propias heridas. Levantando la botella en una mano, para que ella pudiera verla al rayo de la luz, la manga de su camisa se deslizó y ella pudo ver su brazo en carne viva.
- ¡Por Dios!, gritó. ¡Su piel no está bien señor!
- Si, está bien! Esta curando. A veces me duele un poco, sobre todo por las noches
Y abriendo la botella de alcohol la esparció sobre su cuerpo.
- Pruebe señora. Pruebe Ud misma.
- No gracias.
Ella retrocedió un paso, perpleja. El hombre se tocaba el brazo como si nada hubiera en el, aunque en sus ojos un brillo de dolor contenido reflejaba los focos de la lámpara y los entristecía.
- Mire señor, he estado aireando mis heridas para que sequen y ahora, con tanto mostrarlas y probar se me han puesto sangrantes otra vez. Por favor le insisto, pruebe ud curar las suyas y entonces sí encuentra la forma, venga a recomendarme algún buen remedio.
Ella comenzó a sospechar que este hombre no era un vendedor, que simplemente necesitaba compartir sus dolores para que le dolieran menos. Ver que otras personas también estaban lastimadas y contaminar esas heridas con su propia pus. Así que ella tomó otra actitud y distancia. No sabia que decir, no tenía mucho para decir.
- Disculpe ud señora entonces. Mejor me retiro.
Ella notó en la cara de el un profundo malestar, y dentro de ella levantaba calor la infección y sentía que sus ojos iban a estallar. ¿Vino a venderle curas milagrosas o convencerla de algo para convencerse el? ¿Vino en realidad a escuchar si ella tenía alguna? ¿Le preocupaba que ella las hubiera curado? Ella no podía curarlo porque el necesitaba estar lastimado, y que ella también lo estuviera. Realmente no entendía.
Definitivamente, el no se definía a curarse. Creía que lo hacía… pero era evidente que no. Intentó igual ser amable, porque ella entendía el dolor de el. Ella lo sabía en su propia piel.
- Bueno señor. Espero que haga un poco de reposo y recapacite. Y mejor deje sus brazos un tiempito al aire para que sequen.
Ella los esperó un rato en la puerta mientras el husmeaba la cocina, como quien mira un paisaje a recordar. El se acercó a ella y, como vencido por no poder haber desenredado la compleja trama, la abrazó. La impregnó con el alcohol que llevaba en su cuerpo y ella comenzó a sentir el ardor en los cortes y raspones, pero no pudo moverse, no quería.
El se retiró lentamente. Un perro intentó correrlo varias veces, pero se quedó mirándolo partir. Luego quiso correrlo nuevamente, pero ya no lo pudo ver.
Entró a su casa mareada, confundida pero con la impresión que había entendido un poco más de lo que los sentimientos le permitían elaborar en ese momento. Pasados los días ella podrá, tal vez, elaborar mejor lo que había pasado. Se sentó nuevamente en la mesa, miró el mate que se había quedado fatalmente quieto, miró el sillón que tenía enfrente, aun con su forma, y se dió cuenta en ese momento que conocía a ese hombre. Algo en él le resultaba familiar. Se había sentido como si hasta ese día fuera parte de su vida ese ritual. Pero era distinto, era a la vez otra persona. Como si lo hubiese tratado, pero en otra vida, en otra época tal vez, en la que compartieron cosas que en esta ya no podían compartir. Luego se convenció que no, porque su perfume era distinto, y le gustaba mas el anterior.
Abrió un cajón y juntó un montoncito de billetes. Ni bien pueda saldar su deuda, saldrá a buscar algo de azúcar, aun esta convencida que es esta la época en que vive, y que quiere vivirla, sin raspones y sin alcohol.

martes, 9 de febrero de 2010

Sin Olvido

El peor enemigo esta dentro
Cuando todo el tiempo tiramos muros
Y seguimos tropezando con escombros
Y no importa cuantos derribes
Siguen estando allí
Porque aquellos ven lo que no vemos?
Porque las piedras golpean tan fuerte?
Como hacer?
Cual es la receta?
Como rehacer todo, como sin haber hecho nada antes
Como logras de cada día, de lo igual, hacer algo distinto
Y no cansarte
Y no tropezar?
Por los brazos que he pasado,
Las bocas que he besado
Los pasos que he seguido
Las lagrimas que he llorado
Los ojos que he mirado
Y en nada de eso te he encontrado
Y no quisiera,
De verdad,
Seguir buscando.
Quiero yo también despegar
Quiero yo también olvidar y no necesitarte
Ya no quiero recordarte
Quiero olvidar tus palabras
Que los hechos ya enterraron
Y no puedo,
Necesito oírlas cada tanto
Y repetirlas en mí, adentro
Pero vos ya encontraste la salida
Aun sigo buscando y tropezando
No importan los años que han pasado
Ni los nombres, ni las caras, ni las manos
Todo vuelve a cero cada vez
Todo vuelve a aquel principio
Principio de nada
Principio en si mismo sin futuro
Principio y fin
Tal vez sea
Que no te pude despedir
Y tu recuerdo sigue mis pasos
Hasta que no lo deje ir

viernes, 5 de febrero de 2010

Conversaciones bajo el agua

Las palabras costaban, hasta que salieron fluidamente.
Habia muchos temas de conversacion, muchos temas pendientes, pero solo algunos podian hacer bien. Ella podía decir muchas cosas, tenia muchas cosas para decir... pero aun no sabe cuales son las palabras que le duelen a El y cuales no. Las ultimas veces, muchas de las cosas que ella decía, recibían como respuesta: Duele. Estaba desconcertada. No buscaba causar dolor con sus letras, aunque ella estuviera dolorida. ¿Porque le tenía que dolor a el algo que no debia dolerle?
Pero tampoco se animó a preguntarle cuales habian sido esas palabras... porque tal vez era mejor ni nombrarlas ya que de todas maneras, a alguno podrian dolerles.
Asi que hablaron. Y era muy bueno poder volver a hablar con una sonrisa.
No habia parado de llover pero alli no se sentia el frio. El tiempo pasó volando y llegó la hora de irse. Se perdieron entre el agua y los paraguas de la muchedumbre. Espalda con espalda se desdibujaron las siluetas. El agua no perdonaba ni a las palabras, y se fueron escurriendo a cada paso. Ella lamentó no haber aprovechado para robarle un poco del perfume que tanto extraña en ese último abrazo. Como consuelo se fue sientiendo el olor de la lluvia, entre muchas otras cosas que el agua no pudo lavar

viernes, 29 de enero de 2010

Juventud gris, futuro negro

Va con el paso cansado,
en la cara en vez de sonrisa, una mueca
muerde entre dientes un cuchillo
Y con la lengua envenena

Los perros lo andan buscando
Para pedirle algunos “mandados”,
Los perros le habían ladrado
Porque él se había negado

Su historia lo ha golpeado,
fue dura la calle en su vida,
es el gris de los adoquines
lo que lleva en sus ojos cuando mira

Los perros lo andan rondando
Algunos favores querían
El tranzaba hasta con la parca
Pero no con la policía

Siempre andaba metido en líos
Pero sabia lo que no quería
De muchos había escapado
Pero no de todos se escurría

Así caminaba una noche
En la boca la vela encendida
Se tiraron sobre el 3 perros
Vestidos de policías

Golpearon su cuerpo todo
Y dejaron su cara hundida
Nunca cambió la mueca
Y desapareció en la comisaría

Otros lobos aúllan el barrio
Huelen la carne podrida
Los perros se andan cuidando
Han despertado a la jauría

no se hace camino al andar

La lluvia comenzó como una liviana cortina de suspiros. Estaban en la calle desprevenidos y tampoco dieron muestra de preocuparse por el agua amenazante. Los pies contaban las baldosas, acompasando el ritmo y las respiraciones. Ella lo tomaba por la cintura del pantalón y cada tantos pasos el debía ajustarlo nuevamente a la cintura. Ella no se daba cuenta que dejaba caer el peso de su cuerpo en esa mano.
Siempre a punto de volver, el sugería una cuadra mas. Y ella camina, así sin saberlo, cada paso creía que se alejaban, pero solo estaban volviendo.

martes, 26 de enero de 2010

Noche de verano

Las palabras se repetían insistentemente. Luego de un rato habían perdido sentido y ella no las escuchaba mas, solo las oía. En un momento una de las voces dijo:
– 35º de sensación térmica.
Ella se detuvo, como si la hubieran llamado, dió la vuelta y fijó sus ojos en la pantalla. Las 22.30, leyó…
- Parece que hace calor, pensó, y prendió el ventilador.
Imaginó la noche de azul profundo, derritiéndose como plastilina caliente sobre las casas y los árboles. Pensó que sería buena idea despejar su cabeza. Tomó las llaves y cruzó la puerta. En el pasillo notó que había olvidado su celular, pero no importaba, ya no lo llevaba a todos lados, ya no esperaba que sonara.
– Que noche hermosa, ¿no?, exclamó.
Pero sus palabras se dispersaron pesadamente por la poca brisa que corría. Ni el eco de la calle le respondió… las sombras se removieron un poco para mirarla y se acomodaron nuevamente para continuar rindiendo tributo a la luna. Dio la vuelta de rigor a la manzana y la noche no dejó de ser bella, pero lamentó íntimamente no poder regalarla a nadie.
Al término del paseo volvió a su casa y, por primera vez en muchos días, su cuerpo tuvo el acto reflejo de entrar a la cocina para armar una cena. Cocinó una carne, preparó un acompañamiento, limpió la mesa (llena de todos los restos de las cosas de la semana), colocó una vela en el hornito para llenar de perfume la casa y se sentó en la cabecera. Se rió de sí misma al ver frente a ella el salero que había colocado y que sabía que no iba a usar. Comenzaba el camino hacia una mas de las largas noches, pero ya lo transitaba con la dejadez del condenado que aun no tiene condena pero ya se encuentra en la cárcel. No sabía si era el calor, o el te de hiervas o el gran malestar de su panza, pero sus movimientos eran llamativamente lentos. Como postre, puso un poco de orden a su alrededor y se sentó a fumar. Quería que ese cigarrillo fuera eterno, ya que al terminarlo se dirigiría desanimadamente a intentar dormir, aunque ya se ha vuelto una rutina el asimilar que ese, es un ejercicio aun mas difícil que el de levantarse.
Dio las 200 vueltas de costumbre, cambió 20 veces de lugar las almohadas, hasta que al fin se animó y, tímidamente, como si no debiera, se deslizo hacia el lado derecho de la cama. En su piel sintió que aún quedaba un resto de presencia allí, y decidió gastarlo sin miramientos. La próxima noche buscaría otro motivo para dormir, hoy necesitaba descansar.
Sonó por fin el despertador, al cual deberá buscarle un nuevo nombre porque no se despierta lo que no se duerme. Sintió que un rato había conciliado el sueño, y había soñado que dormía. Pero los huesos y su espalda le pasaban factura de la falta de descanso, y su cara le resultaba ya irreconocible en el espejo.
A tientas, puso la pava en el fuego y levantó la mano para tomar una servilleta de papel. Nuevamente se sonrió al ver que ya no quedaban. Jamás pensó que se terminarían, pero así fue, una a una se desgajaron secando gotas de agua con gusto a sal sin que ella llevara la cuenta.
Se bañó intentando despertarse, de cara al agua para deshinchar sus ojos. Nuevamente la vuelta a manzana de rigor, pero casi ni se dio cuenta de haberla hecho. Se cebó unos mates de agua hervida, luego de haber puesto por cuarta vez el agua y olvidarla, y salió camino al trabajo. Era tarde, para variar. Y llegaría mas tarde aun porque, una vez mas, doblaba en la esquina que no debía doblar. Son esas cosas que no se pueden explicar. Aquella esquina que siempre olvidaba cuando debía tomarla, hoy la llamaba invariablemente y la hacía perder, cuando no debía doblar.
Es un despropósito, pensó casi enojada, dar la vuelta cuando ya no hay que darla. Prendió la radio y subió el volumen lo más alto que pudo hasta ahogar sus pensamientos.
- No debí doblar... fue lo ultimo que se escucho hasta el silencio.

lunes, 25 de enero de 2010

Tumbas de escombros, y mas tumbas


Por HAITI

No recuerda que pasó. A penas si recuerda los últimos minutos. Pero difusos, sin entender demasiado. Mientras, sin que ella se de cuenta siquiera, una mano la jala desde el polvo y la oscuridad. Se sienten ecos de risas y aplausos, pero le resultan muy lejanos.

Intenta hacer memoria para entender que pasó, pero hay un momento en que su recuento se detiene, se ahoga, se pierde en el tiempo. Sabía que recostó su cabeza en el duro colchón. Era tarde en la noche. Esperaba un sueño profundo que le permitiera viajar más allá de su tierra. Le gustaba imaginarse un mundo distinto donde vivir.
-Vivir… ¡Sería tan bueno vivir!
Repetía como letanía al cerrar los ojos y así mitigaba el dolor del pesado trabajo en sus pequeños brazos y delgadas piernas. El trabajo la agotaba, pero sabía que eran rachas, que luego podían pasar meses enteros sin conseguir nada que hacer, así que había que aprovecharlas.
Aunque es una niña, tiene sólo 12 años, en su tierra ya es vieja. Su tierra se consume a la gente, se consume lo humano de las personas. Es una tierra llena de peligros. Una vez había estado al borde de caer en una trampa, en una mentira de espejos de colores. Su madre la había rescatado a tiempo de ese pozo del que pocas regresan. Un hombre la había cruzado en la calle y le había ofrecido viajar, le hizo cientos de promesas. Le dijo que conocía un lugar fuera de su tierra en que le podrían dar empleo y ella podría mandar plata a su familia. La madre había escuchado a otras madres llorar amargamente la pérdida de sus hijas en las redes de la trata y estaba sobre alerta. Al escuchar a su hija temió por su vida y no dejó que saliera de su casa. Esto duró poco tiempo. El padre quedó nuevamente sin trabajo y el arroz ya no dibujaba un gramo de carne sobre los huesos de ella y sus hermanos. Entonces salió nuevamente a las calles, pero con la advertencia de su madre resonando ante cada paso. Ella, a su edad, aun no entendía demasiado, pero había visto a su madre desvelarse, degradarse, pelear en la calle por una bolsa de alimento para ellos y suponía que, entonces, la advertencia era correcta. Pero toda advertencia no era suficiente en esa tierra, y todo recaudo era escaso. Finalmente terminó entendiendo los peligros de los que le hablaba su madre en los brazos de un marine norteamericano, que se había ofrecido a acercarla hasta la casa. Entre llantos, e inmersa en una profunda vergüenza, supo que la vida podía ser aun mas dura de lo que creía. Ese día perdió su niñez, la rabia había terminado de echar raíces es su pecho en ese instante, y junto a ello había perdido el respeto a la muerte.
Recordaba estos detalles mientras sus ojos se contraían de dolor y continuaba intentando reconstruirse en la prisión que se encontraba.
Volvió un rato en sí, sacudiendo su cabeza para acomodar esas verdades, su panza le dolía, porque recordó que esa noche, antes de acostarse, no cenó. Como tampoco había almorzado. El hambre le pasaba factura.
Recordó que mientras dormía sintió que la tierra se estremecía pero, al abrir los ojos, solo había oscuridad. No podía distinguir si seguía despierta o dormida. No podía ver, pero escuchaba. Su hermana, que minutos antes dormía junto a ella en la cama, lloraba, con un llanto ahogado y lejano. Logró escuchar los gritos desgarradores de su madre unos instantes. Luego todo se hizo silencio. Permaneció inmóvil horas enteras, presa del miedo. Sentía que le faltaba el aire, se sentía aprisionada, y pensó en la muerte. Hacía tiempo se había hecho amiga de la muerte, la veía todo el tiempo en todos lados. Y ahora a solas, en la oscuridad, le preguntaba mirando directo a sus cuencas vacías:
- ¿Por qué?.
Pero hasta la muerte se encogía de brazos ante la insistente pregunta de la niña… No podía explicar el porque, pero le contó una historia. La muerte trabajaba junto a su mejor cliente, el capital, con quien habían ideado un sistema que había transformado la sociedad en un mundo de muertos en vida, en millones que tenían como destino asegurado una fosa, una guerra, una hambruna o una catástrofe. Y este era el plan perfecto… donde todo parecía natural y se eximían de culpas ante los ojos de sus víctimas. Ella se comía la carne de los cuerpos, sus socios se comían la vida y dejaban los cueros vacíos, sin anhelos, ni esperanzas, ni ganas de enfrentar el destino.
No sabe cuantos días pasó así, recuerda haber llenado la oscuridad y el tiempo con recuerdos y meditando las palabras de aquella sombra instalada junto a ella. Pensaba que tal vez esta vez el sueño le había jugado una mala pasada, e intentaba combatir la pesadilla con otras imágenes. Esto no era fácil. Su vida de despierta era también una pesadilla. Y así siguió alimentando su ira, endureciendo sus ojos y resquebrajando la piel de sus mejillas
Comprendía profundamente las palabras de la muerte. Porque ella intentaba todos los días enfrentar su destino. Ya imaginaba que algo así no podía ser por nada. Porque veía también a aquellos que no pasaban hambre, a los que no les faltaba nada o incluso les sobraba. Sabía que si un Banco declaraba crisis, millones y millones de dólares entraban en su arcas, millones y millones de dólares que podrían entrar en su boca y la de sus hermanos con comida, medicinas… y miraba a la muerte a su lado que asentía, sin darse cuenta que el hambre le jugaba una mala pasada… aquella sombra con la que hablaba era su propia sombra, tan flaca, tan débil, que le parecía la muerte.
Igual ella seguía conversando, y su ira tomaba forma, tomaba nombres, tomaba ideas. Pensaba entonces en cambiar, se perdía de manera casi febril en estos pensamientos que llenaban de bronca su pecho y permitía que su corazón no dejara de bombear. Sentía que así la oscuridad que la rodeaba se llenaba de luz y entraba aire... era finalmente la mano que la jalaba y logró sacarla de entre los escombros. La luz la cegó por un instante y vio su casa, pedazos de piedras dispersos, vio su tierra, bajo toneladas de escombros y dolor, y los vio a ellos, alegres, gritando… y no podía comprender tamaño acto de locura, tal fantochada.
Los miró a los ojos, con esos ojos llenos de oscuridad, de dureza, de tristeza curtida y oxidada con el tiempo sobre las pupilas… La muchedumbre hizo un profundo silencio, y sintieron cada uno dentro que la sangre se les detenía.
Con la última bocanada de aire que le quedaba les dijo, como en un estado de demencia: - Esto no debía pasar. Todos saben que no… Esto es muerte sobre muerte.
Hambre sobre hambre. ¿Lo que viene? ¡No quiero ni pensarlo! Mis brazos ya no responden para pelear contra los responsables. Mi voz, a penas puede oírse ya…
(Silencio)
- ¡Si ninguno de uds está dispuesto a ver que esto no es porque la naturaleza se revela contra nosotros, sino porque nosotros no nos revelamos contra las verdaderas causas, por favor, vuelvan a enterrarme!. Pero de ser así, entiérrense todos con migo, ¡Porque entonces ya estamos todos muertos! Y su última palabra se llevó su vida.

Algunos se retiraron del lugar con una profunda angustia, pero otros se llevaron en la mirada un brillo extraño de los ojos que aquella niña les había dejado. Con los puños fruncidos se dispersaron… Tal vez tomen la posta y también estén anidando en su interior la ira para salir de sus tumbas.

Cuentos

Tus sombras acaban de volcar el tintero sobre los próximos cuentos que tenía en mis dedos y salpicó mis ojos.
Mis sombras se ríen una vez más ante mis vanos intentos de mantenerlas a raya. Disfrutan sádicamente, porque hago mil intentos para que no me toquen y contaminen, pero dejo que las tuyas me abracen hasta estrangularme.
Hay cuentos que duelen. Eso esta claro.
Vamos escribiendo capítulos felices, como de mundos de hadas… sabiendo que el final fue en realidad el inicio de los cuentos. Y sabiendo de antemano que el final es un alud de fuego que terminará quemando uno a uno los capítulos que nos llevaron hasta el. ¿Es difícil escribir la historia al revés? Más o menos. Lo difícil es escribir historias que no concuerdan con el desenlace.
Pero esta es la vida real, y aquí en este mundo las perdices fueron devoradas por los lobos, y las pocas que quedaban se comieron entre sí. Las plumas todavía volaban por el aire cuando esta mañana, con la última bocanada, se atoraron en mi garganta hasta ahogarme.

Oleos de la noche

El aroma del óleo tapa el perfume
El agua ras remueve las marcas
Los colores tapan las imágenes
Los ojos sobre la pintura secan los propios
Acariciar el papel con los pinceles
Pensar en el mundo que surge de mis manos
Descubrir la vida que surge
Cuando las manchas de colores se suman
Meterme en la pintura
Y pasar la noche allí
Viviendo los colores de la hoja
Evitando los dolores de los sueños