viernes, 29 de mayo de 2009

Pilk... primera parte





Fueron noches frías, pero no se sentían. El fuego alimentado minuto a minuto con las maderas de los pallierts rescatados, vaya a saber uno de donde, calentaba mas alla de sus propias fuerzas.
Recuerdo las primeras conversaciones, sobre la grava del estacionamiento.
El detalle de los bancos improvisados para las mujeres que nos acercabamos a ver si necesitaban algo.
- Venimos a ver en que podemos ayudar
La exaltación y la bronca de los trabajadores brotaban por todos lados. Impotencia, ira contenida… la explotación de años catalizaba en puños que se blandían en el aire con los dientes apretados… las palabras volaban de los labios en afilados cuchillos de amenazas y enojos.
- Si, si… vos tendrás mucho huevo pero yo tengo mucho ovario y con eso no alcanza.
Silencio… comenzó realmente la charla.
Sorprendidos, nos decían:
-¿Y sus maridos no dicen nada que estén a esta hora acá?
El tiempo les haría entender esas sombras de los pies que tendían a confluir a altas horas de la noche. Poco mas de dos semanas bastaron para que esos mismos pies, sumados a muchos, muchos mas, saltaran de alegría sobre el pavimento mojado y bajo la lluvia “que no deja de joder”…

Luego de aquella primera visita, se sucedieron gran cantidad de cosas para recordar.
Comenzaron desde adentro. Enfrentaron a los matones de la burocracia, que como es su costumbre, defienden sus propios intereses y no los de los trabajadores, y a costa de golpes si fuera necesario. La multinacional Pilkington desarrollaba en sus entrañas a su propio sepulturero. Para que no crezca intentó aislarlo, dejarlo encerrado, hasta sin agua y comida. El propio comisario fue a hablarles en nombre de ella. En ese momento les hablaba, les decía que la empresa quería negociar y que no se muevan de ahí adentro.. que se queden tranquilos y quietos… sobre todo quietos (total ya se cansarían). Ese día les habló, pero sabía que en nuevos encuentros podrían no mediar las palabras. Por ahora, el trabajo sucio, lo haría el sindicato con su patota, una vez más. ...