En menos de
una semana, entre humo, mates, lloviznas y frío, he escuchando muchos
trabajadores hablar maravillas de nuestra juventud.
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Como
se la bancan los pibes. ¿Viste como bancaron el porton?
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Vi
muchos compañeros llorar y dudar que fuera posible triunfar, hasta que
empezaron ustedes a salir de todos lados, y de golpe eran un monton ahí, bancando.
Y nos levantaron la moral a todos…
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Yo
a veces no tengo ganas de levantarme… pero pienso en mis hijos y pienso en
ustedes, si ustedes estan aca peleando por mí, por mis compañeros… ¿Cómo no voy
a estar yo tambien?
(Y se
“aprende” sobre lo que llamados “unidad obrero estudiantil”)
Y también
escuché hablar de nuestros diputados. Compañeros que no pueden creer que un
diputado venga al piquete. Que aporte al fondo de lucha. Que hable de ellos en
los medios. No pueden creer que haya políticos asi. Que no usan su puesto para
enriquecerse. Que se parecen mas a ellos que a los otros diputados que en el
Congreso hacen sus negocios, llenando sus billeteras rosqueando contra los
trabajadores, entregando el pais al imperialismo, apoyando la represión,
defendiendo a los capitalistas… (a sus patrones)
(Y se
“aprende” sobre que la política es de clase, las instituciones son de clase,
las leyes son de clase, el ministerio… los jueces… Pero que también hay una política
para la clase obrera… Y se reconocen como clase)
Y también
escuché hablar de nuestros abogados, de nuestros compañeros del CeProDH. (pego
aquí lo que escribí en una foto de Vicky y Charly que posteó otra gran camarada
abogada que lleva nuestras banderas en Neuquen, Ivana):
“Dos
pequeñas muestras de que nuestra causa es grande. Y no solo es el orgullo de
saber que compartimos la misma causa. Sino también, estar estos días en los
piquetes junto a los trabajadores de lear, y escuchar a los trabajadores hablar
con mucho respeto y admiración de nuestros compañeros abogados. No solo porque
son buenos profesionales, sino destacando que se ponen al frente y se la
bancan. Como en un segundo cristalizó esta imagen...”
Y también
escuché hablar de nuestros compañeros trabajadores, de nuestros delegados
obreros. Que son los que aportan desde sus propias luchas (ganadas o perdidas).
Que son los que van y también aprenden y se preparan. Que son los que hablan el
mismo idioma, que tienen los mismos alcahuetes en las fabricas, los mismos
burocratas, los mismos enemigos, las mismas formas de robarle tiempo a la
patronal, de organizarse clandestinamente, de apretar los dientes con rabia
cuando tienen que hablar en voz baja, de hablar de los mismos problemas y soluciones
cuando pueden hacerlo en voz alta. Las mismas “roturas” en sus cuerpos. El
mismo odio de clase. Y se aprende de la unidad, de la solidaridad de la lucha
como único camino.
Pero hay
algo en lo que no reparan. Hay algo de lo que no hablan.
Y es que
esta fuerza que destacan y saludan. Que esta convicción que nos mueve y los
conmueve. La tenemos porque confiamos en ellos, en la clase obrera. Y que cada
vez que un trabajador se levanta, se revela… nos reafirma que nuestra apuesta
es correcta. Nos entusiasma vernos un poco más cerca de nuestro objetivo. Que
nosotros también aprendemos. Escucharlos sacar conclusiones, aprendiendo sobre
enemigos y aliados. Viendo la solidaridad de clase, y descubriendo que otras
formas de relaciones humanas son posibles, jugándose cada uno por el otro… ¿como
no ponernos de pie, si al mirar de reojo, podemos ver junto a nosotros nuevos y
nuevas trabajadores y trabajadoras que se ponen de pie y caminamos juntos? Cada
paso que damos, tiene la fuerza de estos trabajadores. Por eso son potentes.
Por eso temen, por eso no quieren que caminemos ni que nos vean caminar. Por
eso no nos quieren en la Pana.
Los músculos
se están tensando. Y cada cosa que hacen para ponernos nuevamente de rodillas,
mas nos tensiona, mas de pie nos pone.
Cada paso
es un nuevo escalón.
Estamos
tomando envión y seguiremos avanzando, retrocediendo, aprendiendo y pegando
saltos…
hasta tomar el cielo por asalto.