domingo, 27 de marzo de 2022

Cinco minutos

 A veces la felicidad no es más que la suma de momentos. 

A veces esos momentos son los 5 minutos en que, sin darte cuenta, sólo estás sonriendo

viernes, 25 de marzo de 2022

24 de marzo

 https://www.laizquierdadiario.com/Cronica-de-un-24M-los-motivos-para-luchar-se-mantienen-vigentes?utm_source=lid&utm_medium=wp&utm_campaign=article-social-actions

martes, 22 de marzo de 2022

Autopercepción

 - Cualquier cosa te llamamos… 

Así terminaba mi segunda entrevista de trabajo del día. Como la primera. Como las otras cuatro de la semana. Camino por Florida perdida en mis pensamientos. Pero no pienso nada en especial. Mi cabeza está agotada. Una masa gris va y viene, me lleva, me empuja. Me dejo llevar. No tengo prisa ni lugar donde ir, como si el tiempo estuviera detenido sin futuro, en un presente de incertidumbre. Los pies me pesan, los arrastro sin darme cuenta. Cada paso sin dirección duele ¿De qué manera planificar algo de la vida que se supone debo vivir? ¿Una familia? ¿Una casa? ¿Una profesión? ¿Cómo? Si ni siquiera tengo plata para pagar las fotocopias de un cuatrimestre. Un chico en bici de delivery pasa a toda velocidad, me lleva puesta y me vuelve a la realidad. Me doy cuenta que tal vez el vacío que siento es hambre. Mejor como algo antes de subirme al colectivo de vuelta a casa. Salgo a la Avenida de Mayo. Meto las manos en el bolsillo, y sólo tengo la Sube. Por suerte me quedan unos pesos para pagar desde el celu. Me pido un pebete y un vaso de gaseosa en un bar y me siento a ver como pasa la vida. Las vidas que caminan frente a mis ojos. ¡Todo es tan sombrío! Es que incluso los que están trabajando están hurgando en sus bolsillos y contando las monedas. Entra un hombre mayor enojado y dice, como si hubiésemos estado esperando su comentario, que así no se puede vivir. Y es como si nos despertaramos de un sueño. El vacío del pecho me empieza a latir. La masa gris empieza a adquirir contornos, figuras… Empiezo a ver.  Nos vemos unos a otros. Por primera vez, pero como viejos conocidos. Algunos llevan los dientes apretados. Otros, el ceño fruncido. El que está sentado en la mesa de la entrada mira hacia nosotros y grita algo sobre el FMI. La mujer de la barra golpea el mostrador y la escuchamos decidir que va a tomar el control de su vida. De un momento a otro, todo el bar se llena de reclamos y broncas. El mozo mira de reojo que el patrón no esté cerca, y nos hace un gesto cómplice. Nos miramos, algo en nuestros ojos se incendia. Mii pecho se agita y tiembla el piso. Es como si la tierra latiera. Salimos del bar para averiguar que pasa. Nos juntamos con otros en la vereda y miramos por la avenida… La niebla gris se va disipando y los rayos del sol iluminan desde la espalda del congreso con una luz que quema los contornos de cientos, miles, de figuras avanzan. Las preceden los bombos culpables de hacer latir nuestros pies. Distinguimos más ojos prendidos fuego, pero también muchos puños en alto. Marchan hacia nosotros, con la seguridad de caminar hacia un futuro. Sus pies no se arrastran, golpean el pavimento con derecho, diciendo , - ¡Aca estamos!. Y cantan… ¡Y cómo cantan! Son gritos de guerra. Conmueven todo a su paso, nos mueven a nosotros que no podemos sacarles la vista de encima, con ojos que se sacuden la lagaña del letargo. A medida que se acercan, podemos leer: ¡A las calles por nuestro futuro! Las canciones nos cuentan que es la marcha del 24 de marzo, por el aniversario del golpe cívico militar que aplicó el neoliberalismo en nuestro país. Un plan económico del cual, los acuerdos con el FMI que vemos hoy, son una continuación. 

Y comienzo a recordar que ayer nomás, resistía en esa Plaza del Congreso, la represión por manifestarme contra la reforma previsional. Comenzamos a caminar hacia ellos. Hacia las pancartas con las fotos de los 30.000 cr@s detenidos desaparecidos. Aquellos cuya resistencia quisieron eliminar las grandes empresas, los bancos, y las potencias imperialistas como Estados Unidos. Los miles de trabajadores, jóvenes, estudiantes, que no querían resignarse. Que se organizaban en las fábricas, en las escuelas, los barrios. Y me doy cuenta que tengo un futuro, porque el presente es de lucha. Que debo rebelarme y gritar bien alto, porque somos parte de esa tradición, nos paramos desde los escalones de lucha que ellos dejaron, para seguir. Y en cada cuadra que hacemos, mas y mas compañeros y compañeras se suman. Sonriendo después de mucho tiempo. Porque nos dijeron que no valía la pena. Que había que resignarse. Que las cosas no se pueden cambiar. Que sigamos esperando. Que confiemos. Nos enfrentamos solos a nuestras miserias y nos olvidamos que somos miles. Que podemos ser millones. Que hay una alternativa que se está construyendo y está en las calles. Que hay ideas, un programa, una respuesta, y que depende de nosotros. Este llamado es para aquellos que no quieren resignarse, para que se sumen, para que se organicen, porque estamos viviendo sólo una batalla… la guerra está por venir. Que desde la izquierda tenemos propuestas. Una alternativa para que sea tomada por cada compañero en su trabajo, barrio, escuela, en las calles, que debemos construirla desde ahora. 


Las marchas del 24 de marzo, para los miles que nos movilizamos todos los años, tienen origen en nuestro pasado cercano de resistencia, se continúan en un presente de lucha que se actualiza todos los años, y se inspiran en el futuro que anhelamos.

Reivindicamos  la resistencia de toda una generación, a los planes económicos del capital financiero. Porque los motivos para luchar, se mantienen vigentes. Se preparan grandes luchas contra las consecuencias del nuevo pacto con el FMI, debemos ser miles en las calles desde hoy para demostrar que no estamos vencidos.



sábado, 19 de marzo de 2022

Las solidaridades

 El fenómeno de Santi Maratea y lo que expresa la solidaridad con Corrientes

 

Con intenso dolor e impotencia, seguimos las imágenes de los incendios que afectaron la provincia de Corrientes. Aunque estemos lejos, pudimos sentir que son nuestros hermanos los que sufren. Que también es nuestra tierra la arrasada. Y sentimos el dolor de los animales y de la vegetación perdida. Y como ante cada gran catástrofe, la solidaridad se hizo presente. Lo que fue muy impactante porque pudimos verla "en vivo y en directo via redes". 

Santi Maratea (un jóven "influencer"), se puso a la cabeza de organizar una colecta parida de la empatía ante tanto dolor, que se transformó en más de $ 155 millones de pesos. 

 

Ese "otro" hilo rojo, de una gran madeja

Creo que esto, también, es un mensaje sobre el descreimiento que hay en las instituciones políticas. ¿Cuántas veces escuchamos denuncias sobre las donaciones que en lugar de ser repartidas, aparecen en los galpones de algún municipio y son usadas para hacer campañas políticas? ¿Acaso alguna dependencia del Estado habría tenido el mismo éxito que Maratea? Seguramente, no.  Así lo expresaron los memes que estallaron por las redes, sobre cómo Santi hizo en un par de días lo que ningún gobierno nacional ni provincial pudo (ni quiso) hacer en años. Esta colecta permitió expresar la solidaridad de los millones que colaboraron y que exigían una intervención real... mientras que los que tenían responsabilidad política de actuar hacían oídos sordos. No es el objetivo de esta nota debatir sobre las responsabilidades políticas que llevaron a esta catástrofe, que quedaron abiertamente expuestas. Sino, reflexionar sobre qué significa esa solidaridad. Ese sentimiento que, a pesar que vivimos con la premisa del sálvese quien pueda, es capaz de unificarnos en el dolor con personas tan distantes y diferentes, con situaciones completamente ajenas a uno mismo. 

 

En este hilo rojo, algunos mostraron la hilacha

En el video en que se ve la entrega de los insumos comprados con la colecta, junto con los camiones de bomberos se entregan 10 camionetas Ford. (1) Compradas! ¡Como si la Ford no hubiera podido donar los móviles que se necesitaban! Cabe preguntarse... ¿Realmente no existían recursos para evitar esta catástrofe? ¿Habría sido menor la destrucción si hubiera existido el equipamiento necesario al empezar los primeros incendios? ¿No podía el gobierno decretar una emergencia y exigir la entrega de estos recursos? No, tuvo que hacerse con una colecta organizada por un joven a través de las redes sociales, por increíble que suene. 

Este es un pequeño hecho, que marca la enorme contradicción en que vivimos. Como pasó en la pandemia con la fabricación de respiradores y vacunas, o lo que pasa ahora con el campo y la suba de los precios de los alimentos. Mientras para la mayoría de la población está claro cuáles son las prioridades, hay una minoría que sólo piensa en sus ganancias y en el lucro con nuestras necesidades. Esto es posible porque, finalmente, más allá de los gobiernos de turno, la economía está manejada por las grandes empresas, los bancos, los fondos de inversión... 

Qué chocante es ver la solidaridad de las mayorías necesitadas, en comparación con la codicia de las minorías.

 

La "micro solidaridad"

En los sectores populares, la solidaridad y la empatía es una necesidad de vida cotidiana.  Cuando la provincia de Buenos Aires quedó bajo el agua. Junto a los docentes que forman la agrupación Marrón en la localidad de San Martín realizamos una colecta con los padres de las escuelas y trabajadores de la zona. Conseguimos una cantidad increíble de cosas, y nos fuimos en autos y camionetas hasta el barrio inundado... Llegamos y allí estaban los vecinos, sacando agua de sus casas, tirando muchas de sus pertenencias a la basura. Nos recibieron con los brazos abiertos y la necesidad y el dolor en las caras. Este acto no sólo significó una ayuda material para estas familias, sino también el abrazo, la mano extendida. Una contención que llega de unos desconocidos, pero con la calidez de quien entiende sus necesidades. 

 

El hilo rojísimo, de la solidaridad de clase

Como militante, tuve la oportunidad de aportar en muchas otras colectas y ayudas. Incluso, en huelgas y luchas de trabajadores, con los famosos "fondos de lucha". Trabajadores que sólo iban del trabajo a la casa y que de golpe se encontraban en la calle por despidos... y se aventuraban a todo tipo de nuevas experiencias para recuperar sus puestos de trabajo. Muchos así, pisaban por primera vez una universidad. Los estudiantes se destacan por ese apoyo, no sólo económico sino también poniendo el cuerpo contra desalojos, haciendo el aguante en acampes. Muchos porque además de estudiar, tienen que trabajar y se sienten hermanados. Otros porque tienen una sensibilidad que los mueve, sabiendo que nadie se salva solo. Y otros van más allá también, aportando sus conocimientos, sabiendo que es una herramienta de cambio poderosa si está al servicio de las necesidades populares.

 

La experiencia de Madygraf

Cuando la solidaridad no sólo repara, también construye cosas nuevas 

Cuando la patronal de Donnelley se fue, dejando a más de 400 familias en la calle, los trabajadores decidieron no resignarse. No quisieron abandonar su trabajo, el sustento de sus familias. Gracias a una gimnasia de lucha y organización de años, sabían que tenían la opción de tomar su destino en sus manos. Y así fue que volvieron a la fábrica y la pusieron a producir. La solidaridad llegaba de todos lados (hasta desde el exterior). 

Los trabajadores de Kraft y Pepsico tuvieron una presencia destacada en este proceso. Participando de los campeonatos de fútbol solidarios, de los bingos. Hasta que lxs trabajadorxs de Madygraf pudimos lograr cierta estabilidad económica, fueron momentos muy difíciles. Nuestras primeras navidades fueron duras. Pero pudimos tener cajas navideñas gracias a las donaciones que hicieron los trabajadores de la alimentación. Unos años después, cuando la planta de Pepsico cerró y los trabajadores fueron desalojados, fuimos nosotros quienes votamos en asamblea comprar cajas navideñas para ellos. 

Es una solidaridad que nace de una profunda empatía y comprensión de las necesidades del otro, que de alguna forma, son las propias. Podemos sentirlas como propias. Es solidaridad de clase. Que a su paso construye. 


Una gran verdad ocultada por la maquinaria del Estado

"La tarea fundamental, la más crucial y la más importante, es la eliminación de la miseria. Es necesario que el trabajo humano proporcione la mayor cantidad de productos posibles. Pan, botas, ropa, periódicos, todo lo que sea necesario debe ser producido en tal cantidad que nadie tema que no alcance. Debemos eliminar la escasez y, junto con ella, la codicia. Debemos ganar la prosperidad, el ocio y, junto con ellos, la alegría de vivir para todos." Estas palabras son de Leon Trotsky, de 1926. Casi 100 años después, estamos en mejores condiciones tecnológicas para producir suficiente como para que nadie tenga hambre, para que todos tengan una vivienda, una educación, salud, y que la convivencia con el medio ambiente no sea de destrucción y rapiña. Hace falta que la economía nacional sea organizada en base a las necesidades populares. No para las ganancias de las grandes empresas o para pagarle a organismos financieros como el FMI, que son una sangría de recursos. Somos los interesados en dar una salida de fondo, los que podemos cambiar esta situación, con un gobierno de trabajadores, de las mayorías para las mayorías. 

Porque la solidaridad y la empatía debemos organizarla en un nivel superior. No sólo para reparar... sino también, para construir lo nuevo. Desterrando la codicia y la miseria. Ese hilo rojo, que de a poco se va tensando.  

 

(1) https://radiomitre.cienradios.com/espectaculos/santi-maratea-estallo-de-furia-ante-la-imposibilidad-de-comprar-camionetas-0-km-no-entiendo-la-burocracia/

 (2) León Trotsky, Problemas de la vida cotidiana. Ediciones IPS, pag. 308

 


sábado, 12 de marzo de 2022

CONTRA EL DISCURSO DE ESTOS DIAS, NO OLVIDEMOS NUESTRA HISTORIA

 

El 10 de marzo participé en la movilización contra el acuerdo con el FMI, juntos a otras y otros compañeras y compañeros de Madygraf. 

Como parte de nuestra historia, aprendimos que hay que salir a las calles. Coordinarse y organizarse. Porque nuestros derechos debemos pelearlos. Así como demostraron las mujeres en las calles. Y lo que se viene, es una hachazo a nuestras condiciones de vida y de las futuras generaciones. 

Cuando llegué a mi casa, prendí la televisión para seguir la sesión. ¡Todos los noticieros decían las mentiras que cada grupo empresario paga en cada canal! Me asqueé. Escribo estas líneas porque necesito decir que nos mienten. Necesito recordar la historia que nos ocultan y decir que no nos dejamos engañar. Que ya aprendimos y que esto recién empieza. 

Las recetas del Fondo. Cuando es peor el remedio que la enfermedad

En el Congreso, recordaba mis primeras movilizaciones. Cuando era estudiante. Contra los planes de ajuste del Banco Mundial y el FMI en la educación. Era el gobierno de Menem. Ya no quedaba mucho por vender. Frenamos la privatización de la universidad, pero el desempleo seguía aumentando. La pobreza era del 40%. Menem venía llevando adelante todas las indicaciones del FMI, y cada vez estábamos peor. Ahí aprendí lo que significaba el Fondo Monetario Internacional. 

 Como no había plata para pagar la deuda, nos prestaban plata para pagar los intereses que se vencían. Nada muy distinto de lo que esta pasando ahora. ¡Y nos presentan este acuerdo como un enorme logro! Cuando es la forma en que nos saquean desde hace años. Asi aprendí que todo el circo que montan, es para que se sigan beneficiando siempre los mismos a costa nuestra.

Pero no es lo único que aprendí. Por que con cada reembolso nuevo, venían más exigencias. Y con ellos, tambien crecía la bronca. 

Las calles, una escuela

Comenzaron los paros generales, los paros con movilizaciones. ¡Nunca había visto a la clase obrera desplegando sus fuerzas!. Era imponente. Caminaba por la plaza de Mayo entre las columnas de los sindicatos de miles y miles de trabajadores. Me dí cuenta que ahí estaba la fuerza para lograr cualquier cosa que nos propusieramos. Pero el ajuste seguía, no alcanzaba.  Así también aprendí que los dirigentes de los sindicatos tienen intereses propios. Ligados a intereses de los mismos políticos que nos vendían y nos hundían. Con el tiempo, leí a Lenin. Y además de aprender, entendí la importancia de estas experiencias. En sus palabras "Por ahora debemos indicar que las huelgas son (...), una “escuela de guerra”, pero no la guerra misma; las huelgas son sólo uno de los medios de lucha, una de las formas del movimiento obrero. De las huelgas aisladas los obreros pueden y deben pasar, y pasan realmente en todos los países, a la lucha de toda la clase obrera por la emancipación de todos los trabajadores." (1)

(Spoiler: Y así también aprendí que podemos lograr cualquier cosa, pero para eso debemos sacar esos dirigentes de la cabeza de los sindicatos)

El país se prendía fuego, con las rutas de interior cortadas por los desocupados. Con las universidades tomadas por estudiantes. Con los trabajadores haciendo paros y movilizaciones. Se fué Menem, y llegó De La Rua.... Y ahí seguía el FMI con sus exigencias. El recorte del 13% a los estatales, mas intentos de atacar la educación, las condiciones de trabajo y el salario... Reformas y mas reformas por todos lados. 

Tengo en mi memoria grabada a fuego la reforma laboral, con la precarización del trabajo en toda la línea. Y que además fue un escándalo político. Porque se compraron los votos de los diputados (la llamaron la Ley Banelco). Luego vinieron el canje de deuda, el megacanje... el apoyo del FMI... corralito, asambleas populares, paros y movilizaciones de desocupados. El 20 de diciembre de 2001, frente a la amenaza de un paro general, De La Rua renunció. Y el FMI seguía ahí. Siempre presente en todas nuestras crisis. 

Rodriguez Saa (no recuerdo bien si era el 4to presidente en unos pocos dias), declara el default. No lo hicieron como una medida de defensa nacional, sino que no les quedaba otra. Pero lo dibujaron como una medida patriótica, todos en el Congreso aplaudieron. (Si, los mismos que ahora se horrorizan por no pagar). Tras eso, Duhalde aplicó una terrible devaluación que nos dejó a todos en la lona. 

Honrarás tu deuda

Y asi podemos saltar a Nestor Kirchner. Que a pesar de todo lo que conté antes, a pesar del repudio generalizado a los organismos internacionales, a pesar de la "correlación de fuerzas favorable"... decidió ¡PAGARLE TODA LA DEUDA AL FMI! 

La historia que sigue, es más actual, asi que no me voy a extender. Macri toma nuevamente deuda con el FMI. Vino con ajuste. Se tropezaron nuevamente con la bronca y la resistencia que mostramos en el Congreso contra la reforma jubilatoria, en 2017. El FMI vio que sus planes podían fracasar: la famosa "correlación de fuerzas" volvía a las calles como en el 2001, pero... Fernandez - Fernandez. Hay 2019 y coso... Y la deuda que todos repudiaron, cacareando que era ilegal, fraudulenta, que se usó para intentar la reelección de Macri... ahora la quieren pagar. 

¿Excusas?.. 

Que no da la correlación de fuerzas para enfrentar al FMI. Que los empresarios y el campo lo apoyan (como si los empresarios no se beneficiaran con el ajuste que viene de la mano del acuerdo). Que el default es el caos (porque claro, todo lo que vimos hasta ahora es un capitalismo normalito y sin crisis). Que nos quedaremos fuera del mundo (como Venezuela, ahora amiga de EEUU). Que el plan económico del FMI no será de ajuste... (acaso es necesario que me extienda?). Que la culpa es de Macri y la deuda de 2018. Que la culpa es de Cristina y la deuda de antes....

Nos orinan y los medios dicen que llueve:

El problema es que la única historia que nos recuerdan, son los ataques y las derrotas. No nos recuerdan que las únicas respuestas contundentes a estos ataques fueron en las calles. Fueron enfrentando las "verdades" establecidas. Fueron cuando fuimos mas allá de "lo posible". Una y otra vez probaron con lo mismo y nos hundieron en la miseria. Y no es porque fueran "malos gobiernos". Gobernaron y muy bien, para el FMI y los grandes capitalistas. Por eso nos siguen vendiendo la misma receta. Total... ¿Ellos que pierden? ¿Que pierden las empresas, los bancos, el campo? ¿En que los perjudica la deuda? Mas bien, los beneficia el ajuste y los negociados que puedan hacer. 

Escribamos nuestra propia historia. 

Es una tarea de urgencia sacar las lecciones de la historia de lucha de nuestra clase (ellos sacan las suyas). Difundir que no tenemos que arrodillarnos frente al hecho consumado. No comprar el discurso de resignación. Tenemos la fuerza de millones para decir BASTA. La bronca se desarrolla por abajo, la "correlación de fuerzas" se construye, y la victoria hay que prepararla.

Las mujeres ya mostramos nuestra fuerza en las calles. Los desocupados y las organizaciones sociales no paran de pelear hace años. Los jóvenes precarizados se movilizan y organizan, los estudiantes y los maestros vienen defendiendo la educación, los trabajadores de la salud, la salud pública... Desde la izquierda venimos peleando por organizarnos por un plan alternativo. Por poner en pie una fuerza política que de verdad exprese las necesidades de las mayorías populares. Necesitamos que los sindicatos sumen toda la fuerza organizada de los trabajadores a esta pelea. Hasta hoy los dirigentes sindicales vienen permitiendo que todo esto pase. Si no van a ser parte de la solución, son parte del problema. Desde cada lugar de trabajo, cada barrio, cada escuela... hay que organizarse para que cambien su rumbo o se hagan a un lado. 

Que no vuelvan a escribir nuestra Historia, los que nos quieren fuera de ella.

(1) Sobre las huelgas (V.I. Lenin, 1899)