miércoles, 2 de julio de 2008

Queriente

 Hay "Te quieros" y "Te quieros". 

Los que decimos por costumbre. Los que pensamos que hay que decir en determinado momento. Los "yo también", que son "te quieros" engañosos, de compromiso. Y están los otros. Los que salen solos. Los que pelean contra nuestros labios sellados para que no escapen. Los que no tienen más por qué, que el querer. 

Los que realmente explican y dan cuenta de las cosas que a veces no vemos. Creo yo, los más puros y sinceros. Esos que se pierden en el camino y el tiempo. Esos que por tontos reprimimos y los dejamos que se pudran dentro. Y así nos contaminan. Nos hacen mal. Nos debilitan. Rebotan dentro hasta que se cansan. Hasta que de tanto ignorarlos, no sentimos. Y, unas vez más, vamos por la vida negándonos a sentir. Por miedo, por comodidad. Porque nos aterra el "Te quiero" verdadero. Porque querer, es querer para sí, y no tenerlo... hace un te quiero eterno de lo que se quiso pero no se buscó tener, para ya no querer, sino, tenerlo. 


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