viernes, 25 de julio de 2008

Luna roja

 Una tormenta de imágenes de colores brillantemente opacos, gatilla a repetición cuando restrego mis ojos luego de la apacible lectura. Intento pararme, pero me arrastra la helada agua de múltiples deshielos. Encallo, magullada, en la orilla de un bosque con un sólo árbol que crece por sobre negras hiedras y hierbas vivientes. 

Un espíritu se pasea soberbio sobre las superficies. No es uno, son varios. Algunos llevan en sus manos, manojos de cáncer. Los otros, llevan morfina. Se turnan, tras cada título, para dosificar el dolor o alivio alternativamente. 

Mensajes encriptados de naturalezas dudosas, arrastrados pesadamente por duendes y espantapájaros que buscan salvarlos de la inminente inundación. 

Las runas lo han dicho. La tierra, las hierbas, su árbol... quedaron sumergidos bajo grandes oleadas de agua. De deshielo... tal vez de lágrimas. No específicas. El caudal será cerrado por una gran puerta y todo seguirá siendo realidad de sueños, pesadillas, recuerdos. Entelequias universales que serán rescatadas por un único espíritu sobreviviente. 

La agónica danza acompañará un colorido cortejo fúnebre, que llora y ríe, que va y viene, histéricamente histérico. 

Sólo una luna roja quedará como luz. 

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