viernes, 1 de agosto de 2008

Escapar

Escapar.
Cobardemente.
Basta de correr.
Un velo de tristeza se esta colando. La lucha cuerpo a cuerpo contra mi misma. Contra mis miedos. ¿Miedo a que? Ya no son simples respuestas. No puede ser solo miedo a que me lastimen. ¿Miedo a que? Miedo a mi tal vez.
Las cosas van siendo distintas. Yo, por lo menos, voy cambiando. Siento el aire fresco de felicidad adentro, y una caja ajada, rota, podrida quiere atraparlo. La pelea causa dolor de estomago, dolores que rememoran la angustia. Tristeza y pesadez en la mirada. Estabas ahí pero yo sentía que no. Creo, finalmente, que la que no estaba era yo.
Los ojos estallan del peso de la sal. Arden , se siente hinchados mas allá de sus posibilidades, pero ni una sola lagrima rueda. Lo que sentí húmedo en mis mejillas no era mi llanto sino tus besos. Cientos de hermosos besos que confundí con lágrimas. Has tragado la sal de las heridas que se niegan a cicatrizar. Estas ahí, me abrazas, me sostenes, vas dando calor a mi cuerpo que comienza a entrar en hipotermia, me sacas del transe, me traes a la vida nuevamente.
Ahora que estas soy yo la que no estoy e invento mil y una excusas para entender que en realidad no estas, y pintar una realidad que no me obligue a estar en ella.

Sigo aprendiendo.

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