jueves, 15 de mayo de 2008

A los dueños de mi espalda

Hacia mucho tiempo que no me visitaba. A menudo lo recordaba, con el temor que al evocarlo lo trajera nuevamente. Durante mucho tiempo fue un compañero de mi cotidianeidad… Cada movimiento de mi cabeza, de mi cuello, de mi pecho y espalda requería su aprobación. Le pedía íntimamente permiso para moverme libremente. Siempre estaba allí, y yo casi acostumbrada. Cuando se desplegaba en toda su potencialidad tomaba todo mi cuerpo… y se anidaba en mi estomago, sin que yo pudiera resistirme.
Era injusto, iba y volvía cuando quería, jamás consultaba. Y en los momentos de mayor angustia es cuando mas lo sentía.
Hacia tiempo no sabia nada de el. Las pastillas que tomaba para alejarlo ahora estarán dopando alguna rata en el Ceamse. Pero hoy sentí que se acercaba. Comenzó su recorrido en el centro de mi espalda y me atravesó hasta apoderarse nuevamente de mi estomago. Me abrasa con todo su peso y se sienta sobre mis hombros. Mi nuca reclama a gritos un poco de aire. Los hombros se hayan falsamente levantados, inútilmente tensionados, como resistiendo su fuerza.
Ya se apoderó nuevamente del estomago y esta comenzando a endurecer mis ojos.
Nuevamente… cuando pensé que se había ido. Vino acompañado, para que me duela aun más…
Otra vez este dolor de espalda me ha tomado por asalto, y su señora la contractura trabaja tranquilamente sobre mis cervicales mientras el se recuesta sobre mi columna, intentando vencerla.
Me voy a buscar una farmacia antes que termine de poseerme.

1 comentario:

Espiritu Muajajesco dijo...

la hegemonia despotica de los farmacos tiene alternativas de resistencia:

- yoga y meditacion (va en serio)
- azufre
- masajes
- agua caliente y ejercicios de relajacion

pienselo