lunes, 2 de junio de 2008

Burlar a la suerte

Quise burlar a la suerte, hacerle un guiño a la fortuna y saltar por sobre lo previsto. Deje el piso firme de las pisadas, de mis zapatos que se agarran con las suelas, probé caminar un poco por las nubes y dejarme llevar por los vientos y los aromas. Los dioses, que no existen, existieron para conjurarse. Una vez que quise burlarlos, ellos se burlaron de mí. No hay forma, no hay camino, aunque baraje de vuelta… el ancho esta marcado… y yo no se como. La ciencia y la razón tienen límites… límites húmedos y sangrantes. Lugares donde la razón se rinde antes los sentimientos que dan miedo. En una pelea de titanes que esta destinada a perder… en un largo duelo que duele, una pelea en desventaja porque sabe el final por adelantado. Los ojos incrédulos no pueden creer lo que ven y dejan caer sus parpados pesados, como puertas que se blindan, ante la perspectiva de la sangre derramada, del terror de querer esconderse y no saber donde… del dolor agonizante de las puntadas que dan cada latido y cada exhalación. Nunca mas le apuesto a la suerte, nunca mas nada librado al azar puede resultar en algo bueno. Abandonar los músculos tensados no sirve más que para que los golpes entren más fuerte y más fuerte duelan. Pero como saber… la suerte es una dama mentirosa. Una gran simuladora que logra esconder tras su manto la peor de las sorpresas, que logra distorsionar las imágenes que te rodean, los recuerdos, los sonidos. Pero nunca, nunca tan de golpe la suerte dejo caer su manto. Por segunda vez me sorprendió la luz del sol caminando por la cornisa, con zapatos más grandes que los míos. Hay vértigos conocidos, vértigos repetidos para los cuales te podes preparar. Vértigos de llagas pero que no sorprenden.

2 comentarios:

Espiritu Muajajesco dijo...

puede ser que lo hayas publicado hace mucho y yo lo haya leído en los archivos viejos, o tuve un gigante deja vu?

el azar tiene su encanto

Espiritu Muajajesco dijo...

y su misterio