miércoles, 1 de abril de 2009

Harta que nos roben la historia!!!

Es increíble las mil y un maneras en que se borra la historia. Es como si la memoria no nos perteneciera a nosotros. Hasta eso nos han expropiado.
Chorradas de tinta, metros de cinta, horas y horas de audios e imágenes… La historia nos es ajena. Nos la hacen ajena…
“Ha muerto Alfonsín, el padre de la democracia”. Desde ayer, no hay otra cosa en la radio, en la tele, en los diarios… “Quien comandó la consolidación democrática”… “quien manejó la política con honestidad y coherencia”… Y un largo etc donde los radicales, los radicales K, los radicales independientes, los cobistas, los radicales del Ari, de la CC, los peronistas K, los peronistas, los re peronistas, los mas peronistas, los peronistas pro, los peronistas ni opositores ni oficialistas… todos lloran y rasgan sus vestiduras.











¿Pero las cosas son realmente así? ¿O es este un cuento más de esos que nos venden a fuerza de minutos en el aire como la inseguridad?
Empezando por el principio. El partido radical, del cual Raúl Alfonsín era uno de los principales referentes, no sólo ha llevado adelante las represiones históricas más brutales contra los trabajadores y el pueblo, como en la patagonia rebelde, la semana trágica etc, dando honor a su apodo de “gorilas”… sino que ha realizado un apoyo directo a la dictadura del 76 con cientos de funcionarios políticos en la historia mas reciente. Esa dictadura asesina, la de los 30000 compañeros desaparecidos, la de los bebes apropiados, la de la tortura y persecución política… la que buscó cortar a fuego el desarrollo de un movimiento obrero que amenazaba cada vez mas seriamente las ganancias y propiedad de los grandes capitalistas. Esa dictadura, que los grandes capitalistas pidieron a gritos y los partidos peronistas y radicales avalaron. Esa dictadura, luego de años de terror y sangre, comenzó a ser profundamente cuestionada por los trabajadores y el pueblo pobre. No fueron los partidos radical ni peronista quienes la enfrentaron cara a cara. El malestar crecía. Luego vino Malvinas, un manotazo para intentar salvarse que se volvió en su contrario. Las grandes masas populares realmente querían vencer al imperialismo ingles, hacer pagarle todos los años de expoliación vividos… veían en la guerra la posibilidad de libertas, pero los militares genocidas no.
Se desarrollaron las movilizaciones, los paros, las distintas acciones que surgían… Los capitalistas supieron que era el momento de dar por finalizado un ciclo. Los asesinos habían cumplido un objetivo, habían aniquilado una generación de revolucionarios y compañeros combativos. No sólo habían preservado las ganancias de los capitalistas sino que las habían mejorado. Habían sentado las bases para un nuevo modelo económico, redefiniendo el juego del reparto de la torta a favor de ellos. Así que ya era mejor devolver la democracia “al pueblo” antes que arriesgarse a que éste continúe buscando tomarla por sus propios medios.
Llegaron las elecciones. Llegó Alfonsín. Llegó a desviar un camino iniciado por las masas de cuestionamiento profundo al estado. Vino a decir que hay que volver a la casa, que con la democracia que come, se cura y se educa. Que esperemos que la democracia nos dará lo que nos corresponde. Incluso la justicia. Los juicios a las Juntas, mas bien salvaron a los genocidas de no ser linchados en la calles. Pero las cartas estaban echadas. Por los servicios prestados: OBEDIENCIA DEBIDA Y PUNTO FINAL. Vino la hiperinflación, los Australes, los saqueos… El pacto de Olivos, la entrega del poder a Menem… las privatizadas, los despidos… la consolidación del camino trazado por la dictadura genocida… el resto es historia mas conocida.
Los compañeros muertos en la dictadura son nuestra historia.
Los jóvenes muertos en Malvinas son nuestra historia.
Aquellos que enfrentaron la dictadura en lugar de colaborar con ella, son nuestra historia.
Los 30000 desaparecidos, los trabajadores y estudiantes que se organizaban para cuestionar el orden establecido, son nuestra historia.
Aquellos que siguen hasta hoy peleando por el juicio y castigo a los genocidas y no se comieron el discurso de los radicales y peronistas, son nuestra historia.
Los miles que murieron de hambre, que murieron bajo las balas de la represión policial en los saqueos son nuestra historia.
Las decenas de compañeros muertos en la democracia como Teresa Rodriguez, Victor Choque, Fuentealba… son nuestra historia.
Los miles de presos y procesados políticos en democracia, son nuestra historia.
Los muertos por gatillo fácil, son nuestra historia.
Los muertos del 19 y 20 de diciembre bajo el gobierno de la Alianza, La desaparición de Julio Lopez bajo el gobierno de los K… También son nuestra historia.
Nos venden otra historia, donde nunca tenemos nada que ver y todo es producto de personalidades, intrigas, complots, pactos…
Esta es nuestra memoria, la de la historia en que somos protagonistas.
Esta no es nuestra democracia. Es la democracia de los capitalistas.
Queremos nuestra democracia, la de los trabajadores y el pueblo pobre. Continuaremos haciendo nuestra historia.

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