martes, 2 de septiembre de 2008

camino en sueños

El camino era largo y sinuoso. Miraba para atrás y parecía nacer del medio del cielo. Un camino que tampoco era camino, una línea imaginaria sobre el piso que a penas se veía. Por delante todavía quedaba mucho más, pero el sol de frente quemaba la imagen y era imposible distinguir algo más allá de potentes ocres y furiosos naranjas.Donde estaba no había luz intensa. Era como estar parada en el límite entre el día y la noche. Desde allí todo era un azul profundo y metalizado, con una iluminación agradable pero escasa. A su lado un poste y un cartel que no decía nada. Cargaba sobre sus hombros la sensación se haber caminado siglos sin parar, sin haberse preguntado nunca donde iba. Ahora que paraba, se encontraba perdida.Un hombre mayor pasó lentamente a su lado, por fuera del camino, removiendo el polvo del piso en cámara lenta.- Buenas. ¿Podría indicarme por donde ir?- ¿Hacia donde vas?- No estoy segura- Entonces seguí por acá, (y señaló hacia el centro del horizonte de luz) Pero no mucho tiempo. En algún momento deberás saber donde vas, sino ya estarás lejos de donde se abren los caminos. Hay bifurcaciones que si no tenes claro donde vas pasaran inadvertidas ante tus ojos.- Bueno, en todo caso vuelvo y giro (dijo frescamente, con la ingenuidad del pragmatismo a flor de piel, como si fuera cosa de detalle que podría resolver después.)El viejo miró con un ojo y ladeó su cabeza y su sombrero, como escudriñando algún dejo de broma en las palabras que había escuchado. Al comprobar que eran palabras convencidas frenó su marcha, acomodó sus huesos e impostó su voz, tal vez buscando dar la seriedad necesaria a lo que estaba por decir:- No es tan fácil. Volver no es como ir. Nada nuevo en el camino te distrae ni te sorprende. Te cansas. Comienza a asomar el reproche dentro, te enojas. Muchos se han tirado al borde del camino peleando con sí mismos y, creyendo que están en movimiento al ver gente pasar, no están más que muriendo en vida allí quietos, sin enterarse siquiera.No esperó respuesta y se fundió en el fondo, como saliendo por una puerta de emergencia. O es que ya no lo vió. El miedo la había paralizado.Despertó y manoteó la libreta, tal vez pensando que en otro momento podría meditar sobre el objetivo de sus pasos. Un día, sintiéndose perdida, buscó en su libreta palabras viejas frente a las nuevas agotadas, encontró su dialogo de ensueños que tenia completamente olvidado y vió la bifurcación. Ahora sigue caminando.

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