sábado, 19 de marzo de 2022

Las solidaridades

 El fenómeno de Santi Maratea y lo que expresa la solidaridad con Corrientes

 

Con intenso dolor e impotencia, seguimos las imágenes de los incendios que afectaron la provincia de Corrientes. Aunque estemos lejos, pudimos sentir que son nuestros hermanos los que sufren. Que también es nuestra tierra la arrasada. Y sentimos el dolor de los animales y de la vegetación perdida. Y como ante cada gran catástrofe, la solidaridad se hizo presente. Lo que fue muy impactante porque pudimos verla "en vivo y en directo via redes". 

Santi Maratea (un jóven "influencer"), se puso a la cabeza de organizar una colecta parida de la empatía ante tanto dolor, que se transformó en más de $ 155 millones de pesos. 

 

Ese "otro" hilo rojo, de una gran madeja

Creo que esto, también, es un mensaje sobre el descreimiento que hay en las instituciones políticas. ¿Cuántas veces escuchamos denuncias sobre las donaciones que en lugar de ser repartidas, aparecen en los galpones de algún municipio y son usadas para hacer campañas políticas? ¿Acaso alguna dependencia del Estado habría tenido el mismo éxito que Maratea? Seguramente, no.  Así lo expresaron los memes que estallaron por las redes, sobre cómo Santi hizo en un par de días lo que ningún gobierno nacional ni provincial pudo (ni quiso) hacer en años. Esta colecta permitió expresar la solidaridad de los millones que colaboraron y que exigían una intervención real... mientras que los que tenían responsabilidad política de actuar hacían oídos sordos. No es el objetivo de esta nota debatir sobre las responsabilidades políticas que llevaron a esta catástrofe, que quedaron abiertamente expuestas. Sino, reflexionar sobre qué significa esa solidaridad. Ese sentimiento que, a pesar que vivimos con la premisa del sálvese quien pueda, es capaz de unificarnos en el dolor con personas tan distantes y diferentes, con situaciones completamente ajenas a uno mismo. 

 

En este hilo rojo, algunos mostraron la hilacha

En el video en que se ve la entrega de los insumos comprados con la colecta, junto con los camiones de bomberos se entregan 10 camionetas Ford. (1) Compradas! ¡Como si la Ford no hubiera podido donar los móviles que se necesitaban! Cabe preguntarse... ¿Realmente no existían recursos para evitar esta catástrofe? ¿Habría sido menor la destrucción si hubiera existido el equipamiento necesario al empezar los primeros incendios? ¿No podía el gobierno decretar una emergencia y exigir la entrega de estos recursos? No, tuvo que hacerse con una colecta organizada por un joven a través de las redes sociales, por increíble que suene. 

Este es un pequeño hecho, que marca la enorme contradicción en que vivimos. Como pasó en la pandemia con la fabricación de respiradores y vacunas, o lo que pasa ahora con el campo y la suba de los precios de los alimentos. Mientras para la mayoría de la población está claro cuáles son las prioridades, hay una minoría que sólo piensa en sus ganancias y en el lucro con nuestras necesidades. Esto es posible porque, finalmente, más allá de los gobiernos de turno, la economía está manejada por las grandes empresas, los bancos, los fondos de inversión... 

Qué chocante es ver la solidaridad de las mayorías necesitadas, en comparación con la codicia de las minorías.

 

La "micro solidaridad"

En los sectores populares, la solidaridad y la empatía es una necesidad de vida cotidiana.  Cuando la provincia de Buenos Aires quedó bajo el agua. Junto a los docentes que forman la agrupación Marrón en la localidad de San Martín realizamos una colecta con los padres de las escuelas y trabajadores de la zona. Conseguimos una cantidad increíble de cosas, y nos fuimos en autos y camionetas hasta el barrio inundado... Llegamos y allí estaban los vecinos, sacando agua de sus casas, tirando muchas de sus pertenencias a la basura. Nos recibieron con los brazos abiertos y la necesidad y el dolor en las caras. Este acto no sólo significó una ayuda material para estas familias, sino también el abrazo, la mano extendida. Una contención que llega de unos desconocidos, pero con la calidez de quien entiende sus necesidades. 

 

El hilo rojísimo, de la solidaridad de clase

Como militante, tuve la oportunidad de aportar en muchas otras colectas y ayudas. Incluso, en huelgas y luchas de trabajadores, con los famosos "fondos de lucha". Trabajadores que sólo iban del trabajo a la casa y que de golpe se encontraban en la calle por despidos... y se aventuraban a todo tipo de nuevas experiencias para recuperar sus puestos de trabajo. Muchos así, pisaban por primera vez una universidad. Los estudiantes se destacan por ese apoyo, no sólo económico sino también poniendo el cuerpo contra desalojos, haciendo el aguante en acampes. Muchos porque además de estudiar, tienen que trabajar y se sienten hermanados. Otros porque tienen una sensibilidad que los mueve, sabiendo que nadie se salva solo. Y otros van más allá también, aportando sus conocimientos, sabiendo que es una herramienta de cambio poderosa si está al servicio de las necesidades populares.

 

La experiencia de Madygraf

Cuando la solidaridad no sólo repara, también construye cosas nuevas 

Cuando la patronal de Donnelley se fue, dejando a más de 400 familias en la calle, los trabajadores decidieron no resignarse. No quisieron abandonar su trabajo, el sustento de sus familias. Gracias a una gimnasia de lucha y organización de años, sabían que tenían la opción de tomar su destino en sus manos. Y así fue que volvieron a la fábrica y la pusieron a producir. La solidaridad llegaba de todos lados (hasta desde el exterior). 

Los trabajadores de Kraft y Pepsico tuvieron una presencia destacada en este proceso. Participando de los campeonatos de fútbol solidarios, de los bingos. Hasta que lxs trabajadorxs de Madygraf pudimos lograr cierta estabilidad económica, fueron momentos muy difíciles. Nuestras primeras navidades fueron duras. Pero pudimos tener cajas navideñas gracias a las donaciones que hicieron los trabajadores de la alimentación. Unos años después, cuando la planta de Pepsico cerró y los trabajadores fueron desalojados, fuimos nosotros quienes votamos en asamblea comprar cajas navideñas para ellos. 

Es una solidaridad que nace de una profunda empatía y comprensión de las necesidades del otro, que de alguna forma, son las propias. Podemos sentirlas como propias. Es solidaridad de clase. Que a su paso construye. 


Una gran verdad ocultada por la maquinaria del Estado

"La tarea fundamental, la más crucial y la más importante, es la eliminación de la miseria. Es necesario que el trabajo humano proporcione la mayor cantidad de productos posibles. Pan, botas, ropa, periódicos, todo lo que sea necesario debe ser producido en tal cantidad que nadie tema que no alcance. Debemos eliminar la escasez y, junto con ella, la codicia. Debemos ganar la prosperidad, el ocio y, junto con ellos, la alegría de vivir para todos." Estas palabras son de Leon Trotsky, de 1926. Casi 100 años después, estamos en mejores condiciones tecnológicas para producir suficiente como para que nadie tenga hambre, para que todos tengan una vivienda, una educación, salud, y que la convivencia con el medio ambiente no sea de destrucción y rapiña. Hace falta que la economía nacional sea organizada en base a las necesidades populares. No para las ganancias de las grandes empresas o para pagarle a organismos financieros como el FMI, que son una sangría de recursos. Somos los interesados en dar una salida de fondo, los que podemos cambiar esta situación, con un gobierno de trabajadores, de las mayorías para las mayorías. 

Porque la solidaridad y la empatía debemos organizarla en un nivel superior. No sólo para reparar... sino también, para construir lo nuevo. Desterrando la codicia y la miseria. Ese hilo rojo, que de a poco se va tensando.  

 

(1) https://radiomitre.cienradios.com/espectaculos/santi-maratea-estallo-de-furia-ante-la-imposibilidad-de-comprar-camionetas-0-km-no-entiendo-la-burocracia/

 (2) León Trotsky, Problemas de la vida cotidiana. Ediciones IPS, pag. 308

 


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